Atoyac de Álvarez (México) (AFP) – Un helicóptero del Ejército mexicano sobrevuela las verdes montañas del estado de Guerrero donde militares descubrieron un cultivo de coca, un hallazgo inusual hasta hace unos años que revela cómo los cárteles se adaptan a los cambios del millonario negocio del tráfico de drogas.
Pero la irrupción del letal fentanilo provocó una caída en los precios de la goma de opio que se obtiene de la amapola, a medida que Estados Unidos fue centrando su esfuerzo contra esa droga sintética 50 veces más potente que la heroína y causante de decenas de miles de muertes al año.
Esto ha llevado a los traficantes a experimentar con la hoja de coca, cuyo cultivo se concentra históricamente en Bolivia, Perú y Colombia. Este último país suministra dos tercios de la cocaína, con un volumen mundial que alcanzó 2.000 toneladas en 2021, según expertos.
“Es una actividad que no había sido detectada anteriormente (…), en mes y medio llevamos 27 plantíos localizados”, dice a la AFP el coronel de caballería Carlos Javier Pérez, quien dirige la unidad encargada de destruir la coca en la zona.
Aun así, los sembradíos mexicanos son incipientes, con unos 360.000 m2 de superficie erradicados en los últimos cuatro años.
“Los grupos de la delincuencia organizada tratan de diversificar sus actividades y es una experimentación con el plantío de coca”, añadió Pérez el jueves, mientras sus hombres arrancaban los arbustos a mano para después quemarlos en la localidad de Atoyac de Álvarez.
La cocaína además sigue siendo enormemente rentable: el precio de un kilo puede pasar de 1.000 dólares en su lugar de origen a 38.000 dólares en Europa.
– También Centroamérica –
En un contexto en el que los cárteles mexicanos han pasado a controlar casi toda la cadena del tráfico en Colombia, cultivos de coca también florecen en Honduras y Guatemala, antaño solo lugares de tránsito de la droga de Sudamérica.
Según autoridades hondureñas, desde 2017 los narcos empezaron a financiar esas siembras, mientras en 2021 en Guatemala fueron destruidas 1,7 millones de plantas.
En el caso mexicano “tiene que ver con la producción de fentanilo que viene desde China. Esto ya se veía venir desde la década pasada, estaba habiendo una caída de precios (de la goma de opio) y no es casual que se haya comenzado a cultivar coca”, explica a la AFP Libertad Argüello, especialista del Colegio de México.
Según la organización Insight Crime, los poderosos cárteles y otras bandas mexicanas son los principales proveedores de fentanilo para el mercado estadounidense, un contrabando muy lucrativo y menos riesgoso por la facilidad para transportarlo a lo largo de la frontera por su menor volumen.
En febrero de 2021, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador reconoció por primera vez que los grupos criminales estaban experimentando con cultivos de coca y que su gobierno había emprendido una investigación.
El sembradío descubierto en Guerrero tenía una hectárea de extensión y contaba con un pequeño sistema de riego. A unos metros también se halló un laboratorio abandonado así como herramientas, químicos, gasolina y ropa de los encargados.
Para destruir la siembra, los militares viajaron unos 25 minutos por caminos agrestes en vehículos todoterreno, y media hora más a pie entre vegetación tupida y arroyos, atestiguó la AFP.
El coronel Pérez explica que los soldados deben ingresar caminando porque desde el aire es casi imposible avistar los arbustos, de 1,30 metros.
– Raíz de nuevos problemas –
En el laboratorio donde se producía la pasta base aún se observa una bolsa de dormir, cobijas y una gorra de los trabajadores, que según los militares huyeron ante la presencia de las tropas.
Desde esos lugares, la pasta que se obtiene mezclando hoja picada con cal, cemento, gasolina y sulfato de amonio, suele ser llevada a otras instalaciones para transformarla en cocaína, explica el oficial.
Para Insight Crime, México está lejos de hacerle sombra a Colombia, con unas 204.000 hectáreas de coca en 2021, según la ONU.
Sus especialistas creen que posiblemente en México se estén probando técnicas para adaptar la planta, que se produce a mucha menor altitud en Colombia y Perú.
Pero “si bien los niveles de cultivo de coca siguen siendo bajos, el aumento gradual y el historial de cultivos ilícitos de Guerrero podrían ser fuentes de problemas en el estado”, advierte la fundación en un informe.
Además de la pobreza en que viven 66% de sus 3,5 millones de habitantes, Guerrero sufre la violencia del narcotráfico. En 2022 registró 1.360 homicidios dolosos.
Tras dejar en el terreno al contingente encargado de incinerar las matas, el coronel Pérez muestra en un celular fotos donde solo se ve tierra removida donde antes había coca. “Así debe quedar”, dice.
Fuente: France 24