Jhohan U.J., un adolescente menonita menor de edad de intensos ojos azules, piel blanca y cabello rubio, fue sentenciado por la justicia boliviana a cuatro años de privación de libertad por las salvajes agresiones sexuales a cinco mujeres de las colonias Belice y Piedras II asentadas en el municipio de Pailón.
Jhohan, de 17 años, fue juzgado como menor de edad y fue enviado al Centro Educativo Nueva Vida Santa Cruz (Cenvicruz).
Cenvicruz es un centro de justicia penal juvenil, administrado por la Gobernación cruceña, que busca con terapia y educación reinsertar a los jóvenes nuevamente a la sociedad.
El joven menonita, de metro ochenta, fue aprehendido por la fuerza pública y la Fiscalía en abril de 2022 junto a otros tres hombres de su colonia acusados de dopar y violar a una docena de mujeres de dos comunidades ultra religiosas y cerradas al mundo exterior.
“Todos confesaron con lujo de detalles”, dijo a la ABI el exfiscal de Pailón, hoy de Samaipata, Camilo Velásquez.
“El menor de edad, incluso, pidió perdón y admitió que le gustaba la música y el alcohol, y cinco mujeres lo reconocieron como su agresor”, recordó Velásquez.
Las colonias y Belice fueron intervenidas en su momento por el Ministerio Público y la fuerza pública que investigaron una pesadilla recurrente en esta sociedad protestante: la agresión sexual a decenas de mujeres.
De acuerdo con la investigación, los “abusadores” se embriagaban, escogían una vivienda, esparcían con spray un producto químico adormecedor por las ventanas y después ingresaban “para tenerlas a su disposición y abusarlas sexualmente”.
Se trata de un spray, explicaron durante el juicio, cuyo contenido era una mezcla de químicos utilizados para adormecer al ganado, con efecto somnífero.
Lo que sucedió en Piedras y Belice recuerda a la vecina colonia de Manitoba que vivió la misma pesadilla en 2009.
En Manitoba pensaron que algunos demonios estaban violando a las mujeres del pueblo. No había otra explicación.
Las mujeres, de entre 13 y 60 años, despertaban con las sábanas cubiertas de sangre y semen, sin recordar nada de la noche anterior. Otras, amanecían a campo abierto, desnudas y golpeadas.
Nueve hombres, miembros de la pequeña comunidad cristiana, fueron detenidos por ese caso. Más tarde, fueron condenados a prisión por violar y abusar sexualmente de al menos un centenar y medio de mujeres y niñas, en un periodo de dos años.
Uno de ellos, como otros violadores y homicidas en el resto del país, obtuvo su libertad a través de un pago de 25 mil dólares a corruptos operadores de justicia. Fue capturado y devuelto al penal de Palmasola y un par de semanas después, en febrero de 2022, la pesadilla de Belice y Piedras II llegaba a los medios de comunicación de Pailón y en marzo ya era noticia nacional e internacional.
En el caso de las dos colonias hay 13 víctimas oficiales y junto a Jhohan U.J. otros siete acusados.
La sentencia para los siete mayores de edad, sindicados de ocho violaciones, se aguarda para los siguientes días.
La familia, amigos y obispos de la colonia de Jhohan protestaron en dos ocasiones en puertas del Ministerio Público del municipio rural con pancartas en mano.
“Queremos justicia para Jhohan”, “No estás solo”, “Los menonitas también queremos justicia, queremos estudiar y habar castellano”, decían las leyendas escritas con perfecta letra.
Jacob Fprizen dijo entonces que las autoridades hablaron con el joven y que éste les aseguró que es “virgen y que no conoce a las víctimas”.
“Nosotros hemos hablado bastante con el menor, y no le hallamos vicios, menos de violador, y no existe el spray”.
De acuerdo con Jacob Fprizen, “el adolescente dijo, a través de su abogada y su madre, estar dispuesto a someterse a una revisión médica para comprobar que es virgen”.
“Y estamos preocupados porque aquí, en Pailón, no llevan la ley boliviana de forma correcta”.
Fuente: ABI