El consumo de capsaicina protege el corazón, aumenta el metabolismo, reduce el apetito, ataca a las células cancerígenas y es eficaz con los dolores neuropáticos
El picante se utilizaba tradicionalmente para ocultar el mal estado de los alimentos y también para conservarlos, pero sus propiedades gastronómicas y beneficiosas para la salud han hecho que se convierta en un pilar fundamental en muchos lugares del planeta.
Los participantes en el estudio que consumías alimentos picantes durante 6 o 7 días a la semana, tenían un riesgo de morir un 14 por ciento menos que los tomaban como mucho una vez a la semana.
Entre los productos picantes, el chile es uno de los mejores productos para evitar las enfermedades cardiovasculares. Otro estudio realizado en Italia con 23.000 participantes entre consumidores y no consumidores de chile durante ocho años, comprobó que aquéllos que los tomaban al menos cuatro veces por semana tenían un 40 por ciento menos de posibilidades de sufrir un infarto. Los resultados de este trabajo fueron publicados en el Journal of the American College of Cardiology.
¿Cuáles son los otros beneficios del consumo de picante?
La capsaicina tiene propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Además, está demostrado que su consumo ayuda a reducir los niveles de colesterol malo y disminuye la presión arterial porque dilata las paredes de los vasos sanguíneos y les aporta flexibilidad, lo que es fundamental para mantener el corazón sano.
Otra de las propiedades de la capsaicina es su poder saciante, lo que supone una gran ayuda en las dietas hipocalóricas para perder peso. También mejora la microbiota intestinal, que entre otras cosas, está vinculada al sobrepeso y la obesidad. Además, la comida picante aumenta la temperatura corporal, favoreciendo un mayor gasto energético y aumenta el metabolismo.
Pero no se queda ahí porque la capsaicina mejora los marcadores relacionados con el síndrome metabólico o de resistencia a la insulina), definición que agrupa a un grupo de afecciones que incrementan el riesgo de sufrir cardiopatías coronarias, diabetes o accidentes cerebrovasculares. Actúa sobre los niveles en sangre porque favorece la acción de la insulina y evita las subidas fuertes, por lo que es uno de los alimentos recomendados en los tratamientos contra la diabetes.
Otro de los beneficios es su poder “curativo”. Un grupo de expertos de la Universidad de Nottingham, liderados por Timothy Bates, demostraron que el componente que da el sabor picante a los alimentos tiene grandes efectos contra las células cancerígenas. La investigación, publicada en la revista “Biochemical and Biophysical Research Communications”, demuestra cómo la capsaicina ataca las fuentes de energía de las células cancerígenas y acaba con ellas porque favorece la apoptosis (muerte celular programada) mediante la unión de proteínas en la mitocondria, sin causar daños a las células sanas. Algunos estudios sugieren que es especialmente efectivo con los cánceres de estómago y de vejiga.
Uno de los mitos asociados al picante es que perjudica la digestión. Todo lo contrario, favorece el buen funcionamiento del sistema digestivo. Al ser un estimulador de los jugos gástricos contribuye a una mejor absorción y asimilación de los nutrientes, promueve el buen estado de la mucosa intestinal y, por tanto, favorece la digestión. Sólo está contraindicado en los casos en los que se tenga acidez o se sufra síndrome de intestino irritable.
Los beneficios del picante: ¿Mejor fresco o desecado?
A pesar de que está demostrado que el picante tiene numerosos beneficios para la salud y para prevenir algunas enfermedades, su efecto es todavía mayor si el producto se consume fresco. Así, siempre será mejor el chile fresco que las variedades desecadas como el polvo de pimienta de cayena. Los productos frescos contienen más capsaicina, nutrientes, vitamina C, el betacaroteno o las vitaminas K y B6. Para lograr una mejor absorción de la capsaicina, es recomendable tomarlo combinado con aceite de oliva (si es virgen extra, mejor) o de coco.
Fuente: La Razón