Sin el satélite natural, nuestro planeta y la vida en él serían muy diferentes de lo que conocemos.
Mareas más pequeñas
La Luna y la Tierra ejercen una atracción gravitacional entre sí. En el planeta azul, dicha fuerza hace que los océanos tengan mareas altas tanto del lado más cercano al satélite como del lado más alejado. En los otros extremos, mientras tanto, las mareas son bajas.
Ahora, sin la presencia de un satélite natural, las mareas altas y bajas se reducirían a la mitad de su tamaño, ya que la única fuerza que los movería sería la gravedad de nuestra estrella, según la Administración Nacional Oceánica y Atmósferica de EE. UU. (NOAA).
Si bien el Sol es 27 millones de veces más masivo que la Luna, se encuentra 390 veces más lejos con respecto a la Tierra, lo cual hace que su influencia gravitatoria sea menor.
Días de corta duración
La gravedad de la Luna ralentiza la rotación terrestre.
Si la Luna no existiese, los días terrestres durarían menos tiempo y, por esa razón, un año terrestre también tendría una mayor cantidad de días.
Estaciones extremas
La Tierra posee sus cuatro estaciones debido a que está inclinada 23,5 grados con respecto a su eje de rotación. Esta posición se mantiene estable gracias a la atracción gravitatoria de la Luna.
Sin embargo, si el satélite desapareciera, la inclinación del planeta variaría considerablemente hasta hacer que no existan estaciones o que estas sean extremas, tal como ocurre en Marte.