“Muerto de hambre”, “pobretón”, “mal padre” o “mal hombre” son algunas de las agresiones verbales y psicológicas más frecuentes vertidas por mujeres contra hombres víctimas de violencia intrafamiliar.
Ese es el dato que revela la activista por los derechos humanos Melania Torrico, quien lleva 20 años de recorrido en la lucha contra la violencia.
La activista, que suma dos de estos años dedicada a la la erradicación contra la violencia específica hacia el sector masculino, mitificado como “fuerte” y que “no llora”, informó a OPINIÓN que, a la hora de cometer la violencia física, las mujeres atacan con varias armas a los varones.
Ellas utilizan desde sus uñas para rasguñar hasta cuchillos para herir y consumar la violencia física. Los procesos de divorcios “destructivos” o separación, iniciados por los varones, y la asistencia familiar solicitada por las féminas son las dos causas que generan estos tipos de violencia.
“Tenemos fotografías inéditas, increíbles, de los varones que han sido rasguñados, golpeados con ollas, sartenes, con piedras, con vasos, con floreros. Hay mujeres que utilizan el cuchillo, prácticamente, para agredir a sus parejas”, relató la activista, durante su estadía en Cochabamba.
DATOS OSCUROS
Torrico señaló que, a diferencia de la violencia perpetrada hacia la mujer, en Bolivia no hay cifras oficiales que revelen la situación de vulnerabilidad que experimentan los hombres.
Al momento, se estima que la Fuerza Especial de Lucha Contra la Violencia (FELCV) recibe 60 mil denuncias al año, por parte de mujeres; y, 10 mil son realizadas por hombres, “por estos casos de varones contra mujeres”, explicó la activista. Sin embargo, las estadísticas son datos oscuros.
LOS MUROS
La activista explicó que cuando un hombre quiere denunciar, la ruta de la acusación está llena de obstáculos.
Uno de ellos comienza en el poder de la voz femenina ante la Justicia. Torrico expresó que, ante la ley, la declaración de una mujer pesa más que la del varón.
A ello se suma que los Servicios Legales Integrales Municipales (SLIM) no reciben denuncias de varones.
Ello, debido a que la Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida libre de Violencia N° 348 establece que esta instancia solo recepciona denuncias de mujeres.
En caso de que los hombres presenten acusaciones ante la FELCV, los policías “se ríen” y les recomiendan “arreglar como varoncitos”.
Finalmente, en caso de que la denuncia sea aceptada, el varón tiene que demostrar que es “vulnerable”. Este requisito solo se logra con un informe emitido por Servicio de Gestión Social (Sedeges), cuyo costo corre por el denunciante.
De igual manera, los informes para develar la violencia física, emitidos por el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF), corren por cuenta del varón.
CONSECUENCIAS
De acuerdo con La Agencia, una oficina jurídica privada creada para “defender hombres”, de la cual es parte Torrico, el impacto de la violencia física y psicológica en los varones desemboca, incluso, en tendencias suicidas, baja autoestima y tendencias depresivas.
En la mayor parte de los casos, “tienen que pasar años para que el hombre se anime a denunciar”, develó Torrico.
CASO EMBLEMÁTICO
En medio de toda esta realidad, La Agencia logró que la Justicia dicte “medidas de protección” para el ex Míster Bolivia y reconocido fisiculturista, Miguel Michel, quien denunció ser víctima de violencia por parte de su expareja. “Es la primera vez que un hombre en Bolivia recibe medidas de protección y La Agencia ha logrado eso desde Fiscalía General”, indicó Torrico.
“Los varones también tienen derechos”, concluyó la activista.
Fuente: OPINION