La avena (Avena Sativa) es un cereal completísimo. Aporta al organismo hidratos de carbono de absorción lenta, fibra, proteínas y minerales como el magnesio, hierro, cobre, zinc, además de vitaminas del grupo B y pequeñas cantidades de calcio y ácido fólico. Para rematar, no posee demasiadas calorías.
Te contamos más sobre este cereal que tan popular se ha vuelto en el mundo de la cocina saludable gracias a preparaciones como el porridge o gachas y a la propia harina de avena que sirve para elaborar masa de tortitas, galletas, bizcochos, magdalenas… Un cereal que se consume desde la antigüedad y se cultiva principalmente en Europa y Norteamérica.
Esto es así porque la avena, al ser rica en hidratos de carbono que el organismo va absorbiendo gradualmente, hace que te sientas más saciado y consecuentemente pases más tiempo sin pasar hambre ni picotear lo que no debes.
Puedes tomarla calentita en el desayuno en forma de porridge, fría en un overnight (reposada toda la noche en la nevera), en deliciosas tortitas o en granola (mejor prepararla casera y no comprarla industrial). Acompaña con tu fruta preferida y añade un extra de proteínas y grasas saludables con un puñadito de frutos secos.
Se debe principalmente a su gran cantidad de fibra soluble, más concretamente los betaglucanos que, durante la digestión, forman una especie de gel que hace que el vaciado del estómago sea más lento, así como el paso del azúcar a la sangre. Esto es especialmente importante para las personas que sufren diabetes tipo 2.
De nuevo, gracias a los betaglucanos, la avena es útil para reducir los niveles de triglicéridos, así como el colesterol malo (el LDL) que puedan tener otros alimentos. En este sentido, en 1997 la Food and Drugs Administration (FDA) en Estados Unidos declaró que tomar 3 gramos diarios de betaglucanos de la avena ayudaría a disminuir el colesterol sérico total y el LDL.
Su contenido en ácidos omega 3 y linoleicos (grasa de buena calidad) hacen que suba el colesterol bueno.
Este cereal contiene un tipo de polifenoles llamados avenantramidas, que son exclusivos de este alimento, que pueden ayudar a evitar la oxidación del colesterol. Para aprovechar esta cualidad, habrá que acompañar la avena de alimentos que sean altos en vitamina C.
Las avenantramidas (AVAs), al ser polifenoles (sustancias químicas caracterizadas por la presencia de más de un grupo fenol por molécula) tienen propiedades antioxidantes, es decir, combaten la oxidación celular. También regulan la presión arterial y poseen efecto antiinflamatorio. Según datos de la FEN (Fundación Española de la Nutrición), las avenantramidas tienen una acción antioxidante de 10 a 30 veces mayor que otros compuestos fenólicos.
La vitamina E que contiene la avena también tiene efecto antioxidante. De este compuesto se conoce su poder para proteger al organismo de los efectos de los radicales libres e incluso su potencial para ayudar a prevenir enfermedades como la artritis, la aterosclerosis, el cáncer y las cataratas, entre otras.
Es ideal tomar avena para desayunar, pues aporta mucha energía para aguantar la mañana en el trabajo fuera de casa. También es perfecta para las personas deportistas y muy popular en los ambientes fitness.
Los maravillosos betaglucanos son fermentables, por lo que actúan de prebióticos en el intestino, alimentando a las bacterias buenas que viven allí y mejorando la salud de nuestra microbiota.
Como hemos comentado, este cereal es rico en fibra, así que las personas que sufren estreñimiento encontrarán en él a su mejor aliado. La avena ayuda con el tránsito intestinal y con la digestión de los alimentos. A las personas que sufren problemas digestivos sueles sentarle muy bien.
La avena contiene yodo, un mineral que hace la tiroides funcione como debe. Su consumo puede ayudar a prevenir el hipotiroidismo. Este cereal también posee propiedades mucolíticas y expectorantes, por lo que será una ayuda en casos de bronquitis.
Si se introduce de manera temprana en la alimentación de los niños, la avena podría reducir el riesgo de que estos desarrollen asma persistente.
Las proteínas de la avena son de gran valor biológico y es que aportan ocho de los nueve aminoácidos esenciales que nuestro organismo necesita y que no puede producir por él mismo. Los aminoácidos se combinan y forman las proteínas, nutrientes básicos de los tejidos y músculos.
La avena contiene vitaminas del grupo B que actúan como “equilibradoras” del sistema nervioso, es decir, que nos ayudan a estar más calmados.
Su contenido en calcio viene muy bien para que los huesos no se desmineralicen previniendo la osteoporosis.
Fuente: MUY INTERESANTE