El hijo de “El Chapo” Guzmán mantuvo un perfil bajo hasta su fallido arresto en 2019 que reveló su poder dentro del Cártel de Sinaloa
Hasta su primera detención en octubre de 2019, Ovidio Guzmán, cuarto hijo del famoso capo de la droga Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán fruto de la relación con su segunda esposa Griselda López, era uno de los vástagos menos conocidos del que fue considerado el narcotraficante más poderoso del mundo. Ovidio, un joven de 32 años, delgado, con las cejas pobladas y pelo negro, se sentía libre viviendo en Sinaloa utilizando tres domicilios y controlando desde este estado al noroeste de México el imperio de la droga que heredó de su padre. Tras su detención y puesta en libertad en octubre de 2019 ante las amenazas del cártel de asesinar civiles en Sinaloa, Ovidio se convirtió en uno de los hijos más famosos y buscados del Chapo.
En su fallido primer arresto en 2019, conocido en México como ‘Culiacanazo’, el ejército de sicarios que bloquearon las calles con vehículos incendiados y se enfrentaron a las Fuerzas Armadas mexicanas reveló el enorme poder y la gran importancia de Ovidio dentro del Cártel de Sinaloa. Ovidio, uno de los 10 hijos reconocidos por ‘El Chapo’ con sus tres esposas, nació en Badiguarato, Sinaloa, el pueblo del Chapo.
‘El Ratón’, un apodo que se ganó por su escurridiza capacidad para escapar de las autoridades, creció rodeado de los narcotraficantes y los sicarios que mantenían protegidos a su familia de los cárteles rivales, las autoridades mexicanas y el Departamento de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA). Las autoridades estadounidenses consideran a ‘El Ratón’, detenido el jueves en María José (Sinaloa, México), responsable de un vasto tráfico de cocaína y metanfetaminas hacia EE UU, que ofrecía cinco millones de dólares de recompensa por su captura. Ovidio siempre quiso mantener un perfil bajo y pasar lo más desapercibido posible pese a ser hijo del Chapo.
Junto a su hermano mayor Joaquín, Ovidio comenzó desde muy joven su trayectoria al frente del negocio familiar de la droga. ‘El Ratón’, a los 18 años, y su hermano Joaquín, con tan solo 20 años, comenzaron en 2008 a liderar el imperio familiar de la droga debido al asesinato de su hermano Édgar Guzmán, presuntamente por miembros del Cártel de los Beltrán Leyva. Los dos hijos del Chapo invirtieron las ganancias obtenidas en la compra de cocaína, de marihuana y efedrina al mismo tiempo que experimentaban con la producción de metanfetamina.
En un narcocorrido, un estilo de música que cuenta historias sobre los cárteles del narcotráfico, la banda musical Código FN le describe en su tema ‘Soy el ratón” como “un jefe con mucho cerebro, de sangre caliente y de acción” y amante de los coches de lujo. Otras fuentes señalan que Ovidio está más interesado en los caballos y los gallos finos que en los lujos extravagantes tan típicos de los capos de la droga. ‘El Ratón’ dirige clan ‘Los Chapitos’, una facción del Cártel de Sinaloa, junto a sus hermanos Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Jesús Alfredo Guzmán Salazar y Joaquín Guzmán López.
Pese a sus intentos de ser discreto, Ovidio no escapó al radar de las autoridades antidroga de Washington, que lo consideraron como miembro “activo” que cartel que lideraba su padre, el de Sinaloa, su región natal. Desde 2012, el Gobierno estadounidense lo incluyó en la lista de narcotraficantes “Kingpin Act”, por considerar que jugaba “un papel significativo en las actividades de su padre”. Antes del ‘Culiacanazo’, el hijo más famoso del Chapo era Iván Archivaldo por los lujos y extravagancias de los que presumía en las redes, donde mostraba sus coches de alta gama, joyas y animales exóticos. En 2018 fueron acusados formalmente de conspiración para distribuir droga por un gran jurado federal en el Distrito de Columbia (EE UU).
Pese a la protección de su ejército de sicarios, ‘El Ratón’ no logró ser liberado de nuevo. Los cortes de carreteras con coches en llamas y los tiroteos el jueves entre el Cártel de Sinaloa y el ejército mexicano en las calles de Culiacán, capital de Sinaloa, y otras ciudades de este estado se saldaron con 29 muertos, 10 militares y 19 integrantes del Cártel de Sinaloa, 35 heridos y 21 detenidos en un operativo que desplegó a 3.586 efectivos las Fuerzas Armadas mexicanas.
La puesta en libertad de Ovidio Guzmán “creó un peligroso precedente”, explica a LA RAZÓN Javier Oliva, investigador experto en narcotráfico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Ovidio parece que se sentía intocable en Sinaloa. Cuando los agentes pararon el jueves su coche, Ovidio presumió de su identidad con la intención de que le dejasen marchar. Mientras México enfría la posibilidad de una rápida extradición a Estados Unidos, ‘El Ratón’ está encerrado a la espera de conocer su futuro judicial en México y Estados Unidos.
Fuente: LA RAZÓN ESPAÑA