Un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Brown muestra cómo el deshielo de los grandes glaciares puede acabar provocando sequías e inundaciones en África Oriental e Indonesia.
Con un nuevo análisis de datos climáticos a largo plazo, ha mejorado la comprensión de cómo el cambio climático puede afectar y causar que las temperaturas del agua del mar en un lado del Océano Índico sean mucho más cálidas o más frías que las temperaturas en el otro, un fenómeno que puede conducir a eventos relacionados con el clima a veces mortales como las megasequías en el este de África y las graves inundaciones en Indonesia.
El análisis, descrito en un nuevo estudio publicado en la revista ‘Science Advances’ por un equipo internacional de científicos dirigido por investigadores de Brown, compara 10.000 años de condiciones climáticas pasadas reconstruidas a partir de diferentes conjuntos de registros geológicos con simulaciones de un modelo climático avanzado.
Los resultados muestran que hace entre 18.000 y 15.000 años, como consecuencia del vertido al Atlántico Norte del agua dulce derretida procedente del enorme glaciar que antaño cubría gran parte de Norteamérica, las corrientes oceánicas que mantenían caliente el océano Atlántico se debilitaron, desencadenando una cadena de acontecimientos en respuesta. El debilitamiento del sistema condujo finalmente al fortalecimiento de un bucle atmosférico en el océano Índico que mantiene el agua más fría al otro.
Este patrón meteorológico extremo, conocido como dipolo, hace que un lado (este u oeste) tenga precipitaciones superiores a la media y el otro sufra una sequía generalizada. Los investigadores observaron ejemplos de este patrón tanto en los datos históricos que estudiaron como en la simulación del modelo.
Afirman que sus hallazgos pueden ayudar a los científicos no sólo a comprender mejor los mecanismos que subyacen al dipolo este-oeste en el Océano Índico, sino también a elaborar algún día previsiones más eficaces de sequías e inundaciones en la región.
“Sabemos que en la actualidad los gradientes de temperatura del océano Índico son importantes para los patrones de precipitación y sequía, especialmente en África oriental, pero ha sido difícil demostrar que esos gradientes cambian a largo plazo y relacionarlos con los patrones de precipitación y sequía a largo plazo a ambos lados del océano Índico”, afirma en un comunicado James Russell, autor del estudio y profesor de Ciencias de la Tierra, Medio Ambiente y Planetarias en Brown.
“Ahora tenemos una base mecanicista para entender por qué algunos de los cambios a largo plazo en los patrones de precipitación en las dos regiones han cambiado a través del tiempo”, añade.
En el artículo, los investigadores explican los mecanismos que explican cómo se formó el dipolo del océano Índico que estudiaron y los fenómenos meteorológicos que provocó durante el periodo que analizaron, que abarcó desde el final de la última Edad de Hielo hasta el comienzo de la época geológica actual.
Los investigadores caracterizan el dipolo como un dipolo este-oeste en el que el agua del lado occidental, que limita con los actuales países de África Oriental como Kenia, Etiopía y Somalia, es más fría que la del lado oriental, en dirección a Indonesia. Vieron que las condiciones de agua más cálida del dipolo trajeron mayores precipitaciones a Indonesia, mientras que el agua más fría trajo un clima mucho más seco al este de África.
Eso encaja con lo que se observa a menudo en los recientes eventos del dipolo del Océano Índico. En octubre, por ejemplo, las fuertes lluvias provocaron inundaciones y corrimientos de tierra en las islas indonesias de Java y Sulawesi, dejando cuatro muertos y afectando a más de 30.000 personas. En el extremo opuesto, Etiopía, Kenia y Somalia sufrieron intensas sequías a partir de 2020 que amenazaron con provocar hambrunas.
Los cambios observados por los autores hace 17.000 años fueron aún más extremos, incluida la desecación completa del lago Victoria, uno de los mayores de la Tierra.
“Esencialmente, el dipolo intensifica las condiciones secas y húmedas que podrían dar lugar a fenómenos extremos, como sequías de varios años o décadas en África oriental e inundaciones en Indonesia meridional”, explica Xiaojing Du, investigadora postdoctoral del Instituto de Medio Ambiente y Sociedad de Brown y del Departamento de Ciencias de la Tierra, Medio Ambiente y Planetarias de Brown, y autora principal del estudio.
“Se trata de acontecimientos que afectan a la vida de las personas y también a la agricultura de esas regiones –añade–. Comprender el dipolo puede ayudarnos a predecir mejor y a prepararnos mejor para el futuro cambio climático”.
El dipolo que estudiaron los investigadores se formó a partir de las interacciones entre el sistema de transporte de calor del océano Atlántico y un bucle atmosférico, denominado Circulación de Walker, en el océano Índico tropical. La parte inferior del bucle atmosférico fluye de este a oeste por gran parte de la región a baja altitud cerca de la superficie del océano, y la parte superior fluye de oeste a este a mayor altitud. El aire superior y el aire inferior se conectan en un gran bucle.
La interrupción y el debilitamiento del transporte de calor por el océano Atlántico, que funciona como una cinta transportadora formada por corrientes oceánicas y eólicas, fueron provocados por el deshielo masivo de la capa de hielo de Laurentide, que antaño cubría la mayor parte de Canadá y el norte de Estados Unidos.
El deshielo enfrió el Atlántico y las consiguientes anomalías en los vientos provocaron que el bucle atmosférico sobre el océano Índico tropical se volviera más activo y extremo. Esto provocó un aumento de las precipitaciones en la parte oriental del océano Índico (donde se encuentra Indonesia) y una reducción de las precipitaciones en la parte occidental, donde se encuentra África oriental.
Los investigadores también demuestran que, durante el periodo estudiado, este efecto se vio amplificado por el descenso del nivel del mar y la exposición de las plataformas continentales cercanas.
Los científicos afirman que es necesario seguir investigando para averiguar exactamente qué efecto tienen la plataforma continental expuesta y el menor nivel del mar en el dipolo este-oeste del océano Índico, pero ya están planeando ampliar el trabajo para investigar la cuestión.
Aunque esta línea de trabajo sobre el descenso del nivel del mar no servirá para modelizar las condiciones futuras, el trabajo que han realizado investigando cómo afecta el deshielo de los antiguos glaciares al dipolo del océano Índico y al sistema de transporte de calor del océano Atlántico puede aportar datos clave sobre futuros cambios a medida que el cambio climático provoque más deshielo.
“Groenlandia se está derritiendo tan rápidamente que está vertiendo mucha agua dulce en el Atlántico Norte, lo que afecta a la circulación oceánica –explica Russell–. El trabajo realizado aquí ha proporcionado una nueva comprensión de cómo los cambios en la circulación del Océano Atlántico pueden afectar al clima del Océano Índico y, a través de él, a las precipitaciones en África e Indonesia”.
Fuente: Europa Press