Tras dos días de votaciones y seis rondas de votaciones, la Cámara de Representantes, dominada por los republicanos, aún no ha encontrado un presidente para sustituir a la demócrata Nancy Pelosi.
Con Guillaume Naudin, corresponsal de RFI en Washington
Ninguna de las dos facciones republicanas está dispuesta a dar marcha atrás. Y la imagen que se suele utilizar aquí es que es como si se desafiaran con la mirada, esperando a que el otro finalmente baje la vista. Excepto que hasta ahora, nadie se quiebra, ni un pestañeo. Kevin McCarthy, apoyado por el mayor número de republicanos electos para sustituir a Nancy Pelosi, no muestra intención de rendirse pese a los sucesivos desaires, y tampoco los ultraconservadores, que dicen querer otra forma de liderar.
Ni siquiera la llamada de Donald Trump a elegir a Kevin McCarthy pudo convencer a estos conservadores extremos, incluso de línea dura. Algunos de ellos, que fueron elegidos siguiendo la estela del anterior presidente, incluso se tomaron la libertad de sugerirle que cambiara de postura. Esto dice mucho de la pérdida de influencia de Donald Trump en el partido desde las elecciones de mitad de mandato. Antes de los – decepcionantes – resultados, parecía tener el partido republicano en sus manos. Ahora parece estar fuera de control.
Le faltan unos 20 votos
El miércoles se celebraron tres votaciones. Y tres veces Kevin McCarthy obtuvo 201 votos, lejos de los 218 necesarios. Tres veces su adversario ultra, el representante de Florida, el afroamericano Byron Donalds, obtuvo 20 votos, los que le faltan a Kevin McCarthy, que lleva así seis fracasos seguidos. Estos representantes electos de la franja más conservadora del partido aprovechan la estrechísima mayoría republicana obtenida en las elecciones intermedias de noviembre para fijar sus condiciones.
Estados Unidos quiere “una nueva cara, una nueva visión, un nuevo liderazgo”, afirmó uno de los republicanos rebelde, Chip Roy, de Texas.
Mientras tanto, en todas las votaciones, el candidato demócrata Hakeem Jeffries ha salido vencedor, ante la mirada satisfecha y divertida de los suyos.
El Presidente demócrata Joe Biden lo calificó de “vergüenza” y dijo que “el resto del mundo” estaba observando de cerca el desaguisado del Congreso.
Pero esta situación de parálisis no puede seguir. Podría ocurrir en discusiones de trastienda. La sesión se ha suspendido dos veces. Está previsto que se reanude este jueves a mediodía, hora de Washington. Los rebeldes sugieren que empiezan a surgir buenas ideas. Algunos de los partidarios de Kevin McCarthy admiten a medias que quizá un cambio de candidato podría desbloquear la situación.
Esta situación, sin precedentes en los últimos 100 años, paraliza por completo la institución. Sin presidente de la cámara, los congresistas no pueden prestar juramento y, por lo tanto, aprobar ningún proyecto de ley.
Fuente: RFI