Una dieta de billones de patógenos al día hacen que este microorganismo aumente su tamaño y la cantidad de su población.
Científicos han descubierto un extraño organismo que se alimenta exclusivamente de virus. Se trata de una especie de Halteria (ciliados microscópicos de agua dulce) que es capaz de comer grandes cantidades de clorovirus que viven en su hábitat.
Si bien antes se había detectado otros microorganismos (ciliados y flagelados) que comían patógenos, nunca antes se había observado que su consumo impulsara el crecimiento y reproducción de una especie, una nueva forma de alimentación que el equipo ha bautizado como “virovoría” (virovory, en inglés).
Una dieta de billones de virus al día
John DeLong, ecologista de la Universidad de Nebrask-Lincoln y líder del equipo que realizó el hallazgo, tenía la siguiente hipótesis: si los virus son compuestos primitivos ricos en ácidos nucleicos, nitrógeno y fósforo, ¿por qué hasta ahora no se había detectado ningún organismo que no viera a los patógenos como una amenaza sino como un alimento para su desarrollo?
El científico, quien antes había estudiado cómo los clorovirus infectaban algas verdes microscópicas, propuso el siguiente experimento: recoger una muestra de agua de un estanque cercano y, en su laboratorio, acorralar a todos los microorganismos existentes en gotas de agua, independientemente de su especie. En una última etapa, debían agregar unos cuantos clorovirus en cada muestra.
Después de 24 horas, DeLong buscó a su ansiado “viróvoro” y la encontró en Halteria. “Al principio era solo una sugerencia de que había más”, dijo sobre los ciliados, “pero luego eran lo suficientemente grandes como para poder agarrar algunos con la punta de una pipeta, ponerlos en una gota limpia y poder contarlos”.
Así, descubrió que mientras la cantidad de clorovirus se redujo hasta 100 veces en apenas dos días. En ese mismo periodo, la población de Halteria había crecido unas 15 veces más siguiendo esa estricta dieta. En cambio, cuando eran privado del clorovirus, Halteria no crecía en absoluto.
Ese proceso alimenticio llegó a confirmarse finalmente cuando el equipo marcó parte del ADN del patógeno con un tinte verde fluorescente que resplandeció cuando ya se encontraba dentro del estómago del microorganismo.