Desde que inició su sexenio, en 2018, el presidente López Obrador retomó una costumbre que adoptó en 2000 cuando gobernaba la capital del país: responder preguntas a reporteros en sesiones. Sus respuestas, por lo general desde Palacio Nacional, incluyen largas digresiones históricas en las que casi se pierde el hilo y que muchos consideran pura propaganda política
Andrés Manuel López Obrador ha celebrado su conferencia número 1.000. ‘La mañanera’, asi se llama esta comparecencia diaria y su génesis hay que buscarla cuando gobernaba la capital, una costumbre que adoptó en el año 2000, hablar y responder a las preguntas de los reporteros en sesiones que pueden durar hasta 3 horas. Nos habla de esta comparecencia tan peculiar, José Manuel Urquijo, consultor y estratega en política e imagen pública. “Lo que hacía antes era lo mismo que ahora pero para criticar al preidente Fox para marcar la agenda política no sólo de la ciudad de México sino de todo el país forzando a Fox a responder”nos cuenta en RFI este consultor
¿Estamos ante un ejercicio inédito de transparencia política e informativa o ante una herramienta de propaganda?… Según un estudio de de la consultora Spin que hace seguimiento de ‘La Mañanera’, López Obrador contabilizó 86.917 afirmaciones falsas en 950 conferencias. José Manuel Urquijo. “AMLO utiliza este recurso de propaganda” dice Urquijo explicando un caso concreto. Llega un periodista, Jorge Ramos, con una pregunta que no le gusta sobre aumento feminicidios y saca “otros datos” para contrarrestar el relato y contar “el que él quiere. El intenta definir quienes son los adversarios del país, “los villanos”, según analiza el consultor.
AMLO no es el único que intenta acaparar la atención mediática. Otros líderes lo han hecho, aunque con diferentes formatos como los programas que tenían en Venezuela Hugo Chávez o en Ecuador, Rafael Correa.
Son contados los ministros que organizan sus propios actos. La mayoría informa en “La Mañanera”, a la que han acudido los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Bolivia, Luis Arce. También son invitados, a veces entre gestos somnolientos, empresarios, diplomáticos o representantes de organismos internacionales.
Obviamente los simpatizantes de AMLO aprecian este ejercicio de comunicación y lo ven como un “contrapeso” a una masa mediática identificada con la oposición. Una forma habitual de justificar este tipo de ejercicios.
Fuente: RFI