La Paz, 20 de diciembre (Jacqueline Maydana, Urgente.bo).– Nancy (nombre ficticio) tiene apenas 12 años y su rostro, que aparenta de 10, muestra muecas de nerviosismo al contar su historia, aquella que la marcó para toda la vida. Ella dice que fue víctima de violencia física y sexual comercial desde sus 5. Su calvario empezó tras la muerte de su madre, cuando ella apenas era una niña. Entonces, al quedar indefensa su padre la violó y la “vendió” a sus amigos.
“Sus amigos han empezado a abusar de mí en el cuarto de mi papá, cuando mi abuela no estaba”, recuerda Nancy en una entrevista con Urgente.bo. Este es otro caso de los que se denuncian en la Defensoría de la Niñez de El Alto.
“Nosotros podemos decir en términos generales que sí aumentó en 100% todos estos delitos, sobre todo en la pandemia”, explica.
Además, según el observatorio Boliviano de Seguridad Ciudadana, el grupo más vulnerable en el delito de trata y tráfico de personas es el que comprende las edades desde los 11 hasta los 20, que alcanza al 46,9%, en un estudio realizado del 2015 al 2021.
Asimismo, el observatorio indica que de los delitos de pornografía conocidos alcanzó al 27,30% y afecta a mujeres menores de 18 años. Este es el segundo grupo de rango de edad con más porcentaje, siendo que el primero, con el 39,8%, se trata de mujeres de 18 a 29 años, según el estudio del 2017 al 2021.
Rodríguez añade que en el delito de trata y tráfico las niñas son traídas desde diferentes lugares para que sean explotadas sexualmente en centros mineros, como Mapiri, Guanay o en ciudades como La Paz, El Alto, Santa Cruz, etc.
Víctimas, cada vez más “niñas”
Anelisse Cruz, coordinadora del Programa de Atención a Víctimas de Trata y Tráfico de la Fundación Munasim Kullakita, menciona que conforme pasan los años, el escenario es “más crudo”, pues las víctimas de explotación sexual son niñas, hay casos desde los 10 años.
“Si no habría demanda, tampoco habría oferta, es decir, si no habría gente que demanda niños para actividades sexuales no habría esta captación de menores”, lamenta Cruz, cuando fue entrevistada por este medio digital.
Las niñas o niños son explotados desde los 10, 11, 12 y 13 años debido a la “creencia” de los “clientes”, por ejemplo, que “entre más jóvenes sean las víctimas, no tienen enfermedades de transmisión sexual” o “mientras más joven es la víctima, el abusador tiene más placer”.
En el último tiempo, la Fundación Munasim Kullakita atendió al menos dos casos de niñas que fueron víctimas de explotación sexual y trata cuando eran menores de 11. En uno de ellos, una niña desapareció de su hogar a los 10 años. Fue secuestrada por un hombre que la violó y la explotó laboralmente.
Otro ejemplo es el de Nancy, mencionada inicialmente, ya que fue inducida a la explotación sexual a muy temprana edad por su padre, quien ya fue denunciado ante las instancias correspondientes. Ahora la menor trata de dejar el pasado atrás y seguir adelante.
“Voy a estudiar y salir bachiller, quiero ser doctora”, afirma la pequeña, con esperanza.
En el caso de la violencia sexual comercial, la pornografía y los delitos conexos, las víctimas suelen ser personas que no cuentan con familia o vivieron situaciones de violencia sistemática desde pequeñas, como la agresión física, psicológica y sexual; sin embargo, la asesora de la fundación indica que también hubo adolescentes captadas que contaban con una familia estructurada y una buena posición económica, pero que han gozado de libertad porque sus padres no los controlan.
Por otro lado, la situación de los niños que fueron víctimas de violación y/o explotación, es aún más complicada, ya que una mayoría no se atreve a denunciar el delito.
“Hay un tabú con relación a la violación a los varones y no lo denuncian porque van a ser estigmatizados”, añade Rodríguez.
Lamenta además que en el país no se cuente con centros de acogida para niños y adolescentes varones.
Por todo lo expuesto, tanto Cruz, como Rodríguez coinciden en que las autoridades y las familias deben hacer esfuerzos para proteger a los niños y adolescentes, más en un tiempo de pandemia en el que hay personas que han relativizado el concepto de la ley.
Fuente: Urgente