Los crematorios chinos se resienten ante la avalancha de casos de coronavirus. Los medicamentos para la fiebre y el resfriado están agotados y varias funerarias de Pekín han confirmado un enorme aumento de la demanda en la última semana
En la actualidad, China se enfrenta a la que constituye con toda seguridad la mayor oleada mundial de COVID de la pandemia. La furiosa velocidad de transmisión ha superado las expectativas de la sociedad. Los expertos habían pronosticado que la primera oleada desde el cambio de política no superaría el 30% de infecciones entre la población, pero la cifra real podría ser mucho más agresiva. Las autoridades sanitarias locales afirman que unos 800 millones de personas podrían infectarse en los próximos meses a causa del coronavirus. Pero varios modelos predicen que medio millón de pacientes podrían morir, posiblemente más.
Lo más preocupante e incierto es el hecho de que varias funerarias de Pekín han confirmado un enorme aumento de la demanda en la última semana. Principalmente de personas mayores que han fallecido en sus domicilios, probablemente a causa del virus, aunque no conste en el certificado de defunción. Los crematorios, las funerarias y los hospitales se han quedado sin espacio de refrigeración para almacenar los cadáveres.
Al menos un tanatorio ofrece ahora la “cremación rápida”, inmediatamente después de la expedición del certificado de fallecimiento, por lo que no se necesita refrigeración. Esto rompe con el tradicional periodo de velatorio de 3/5 días, pero ahora mismo es la única opción para muchos.
Entretanto, según redes sociales el incesante aumento de defunciones y la falta de previsión aumentan el sufrimiento. Parece que la gente tiene que mentir a los servicios de emergencia para obtener certificados de defunción y los sepultureros hablan de cadáveres tirados por el suelo.
El gigante asiático se esfuerza por tratar una descontrolada tormenta de infecciones, tras el sorprendente giro de 180 grados en su política. En una directiva emitida el viernes, el Mecanismo Conjunto de Prevención y Control del Consejo de Estado solicitó a los gobiernos locales que dieran prioridad al control de la pandemia y a los servicios sanitarios en las zonas rurales, para proteger a la población de graves consecuencias. A su vez, un renovado esfuerzo de vacunación se dirige a las personas de alto riesgo y a las segundas dosis de refuerzo.
La fiesta del Año Nuevo Lunar
Sin duda lo más temeroso es la festividad del Año Nuevo Lunar, conocida como la Fiesta de la Primavera, y que ha sido calificada como la mayor migración humana anual del mundo, con cientos de millones de personas viajando por todo el país por carretera, ferrocarril y avión. Pero en los dos últimos años, los viajes internos se han desplomado debido a las medidas preventivas adoptadas en el marco de la pandemia y a las restricciones draconianas a los desplazamientos entre provincias.
Zhang Boli, experto en medicina tradicional china de la Academia China de Ingeniería, afirmó que las próximas vacaciones serán un momento de reencuentro, pero que existe un alto riesgo de transmisión, por lo que el gobierno y las personas deben mantenerse alerta.
Por otra parte, el ejército chino ha pedido que se tomen medidas especiales para proteger la salud de sus soldados y minimizar así las interrupciones de su entrenamiento. El diario estatal PLA Daily señaló este viernes que la nación se encontraba en una nueva situación que requería una “coordinación adecuada” entre los controles de la pandemia y la garantía de que sus tropas estuvieran preparadas para el combate.
En las dos últimas semanas han estallado protestas en facultades de medicina y centros hospitalarios de todo el país, con personal de primera línea exigiendo mejoras salariales y protección contra la enfermedad. Según confirmó el rotativo South China Morning Post, los administradores de las facultades de Wuhan (provincia de Hubei) y de Nanjing (provincia de Jiangsu) accedieron a algunas de las demandas de los manifestantes.
Fuente: La Razón