Celia A. murió hace casi cuatro años y su última petición para su esposo y sus hijos fue que sigan buscando a su hija menor. Con 14 años, Mayra Andrea Ch.A. fue alejada de su hogar, en La Paz, y trasladada a Argentina, donde dio a luz y era obligada a trabajar en un taller de costura clandestino. Siete años después, luego de atentar contra su vida, fue ingresada a un hospital y, de esa manera, huyó de su captor y pidió ayuda. Orlando C.P., de doble nacionalidad (argentina y boliviana), fue detenido hace un mes por la Policía Federal sindicado de violación y trata de personas.
Celia, quien padecía diabetes, presión alta y cáncer, perdió las ganas de vivir por la angustia de no encontrar a su hija que desapareció el 18 de junio de 2015 cuando retornaba de su unidad educativa en la zona Periférica de la ciudad de La Paz. La buscó hasta su último día de vida, pese a que algunas personas le insinuaban que ya no iba a encontrarla.
Su desaparición fue un misterio hasta noviembre de este 2022. La familia de Mayra, que ahora tiene 22, recibió una llamada que les devolvió la fe y esperanza. Una persona que se identificó como vecino les hizo conocer que la joven estaba hospitalizada en Argentina. La noticia les causó sorpresa, pero temían que se trate de una broma de mal gusto. La Policía de Bolivia confirmó la información a través del contacto con sus pares en Argentina.
Mayra escuchó a su padre y a sus hermanos después de siete años. Por medio de una llamada, les expresó su cariño y su voluntad de volver a Bolivia. Lo primero que hará es llevarle flores a su madre. Su captor le quitó la oportunidad hasta de despedirse de su progenitora, quien sufrió desde su desaparición.
El calvario comenzó en junio de 2015. Orlando C.P., el hombre que la alejó de sus seres queridos no era un desconocido. Se trata de la expareja, hoy de 29 años, de una de las hermanas de Mayra Andrea. Se presume que la enamoró, agredió sexualmente y embarazó, y luego la convenció de viajar juntos a Buenos Aires. Probablemente, la adolescente no vio otra salida y aceptó la propuesta. Cruzó la frontera escondida en la cajuela de una camioneta y estuvo viviendo en la localidad de Villa Madero, partido de La Matanza.
La familia de Mayra reportó su desaparición ante la División de Trata y Tráfico de Personas, quienes la buscaron, pero sin éxito. En 2016, la víctima dio a luz a un niño.
Fuente: OPINION