16 de diciembre de 2022 (Urgente.bo).- El 11 de septiembre de 2014, Rilver Aramayo Quiroga, un niño que luchaba contra el cáncer desde sus cuatro años, se condecoraba como subteniente honorífico de la Policía Boliviana. Hoy, el ahora joven, culmina sus estudios y se ha graduado de bachiller en la Unidad Educativa Venezuela.
“Yo quería ser policía para prevenir robos y auxiliar a las personas. Nosotros (los policías) no dormimos, trabajamos las 24 horas (mientras) la gente descansa,” comentaba el pequeño hace ocho años sobre su sueño. A pesar de los agotadores tratamientos y las incontables quimioterapias, la sonrisa del niño nunca dejó de brillar en su reconocimiento y, ahora, en su graduación como Bachiller en Humanidades.
Su historia conmovió a propios y extraños, bolivianos y extranjeros mandaban su apoyo a Rilver. La historia de este valiente empezó cuando el suboficial Luna decidió hacer un proyecto por los niños enfermos que vio en uno de sus patrullajes: “Yo trabajo en Radio Patrullas 110 y un día de servicio a la altura del hospital encontré a varias señoras que lloraban, me contaron que sus hijos estaban muy enfermos. Entonces, me puse a pensar qué podía hacer para ayudarles, e hice realidad el sueño de Rilver”, contaba el uniformado aquel año.
Aquel 11 de septiembre, el pequeño se apersonó a las oficinas del comandante Wilmer Villarpando, quien le entregó su uniforme policial personalizado. Al llegar a la Academia Nacional de Policías (ANAPOL), fue recibido con el saludo oficial de los funcionarios policiales. Con medallas, certificados y apretones de mano, el niño recibía la estrellas en los hombros de un subteniente honorífico.
Posteriormente, en una patrulla y con megáfono, Rilver paraba una riña de jóvenes actuada: “Por favor, jóvenes, no se toma bebidas alcohólicas en la vía pública, hace daño a su salud.”
“Rilver, eres un ejemplo de vida. Te conocí en el Hospital del Niño… Tenías 9 añitos, con una enfermedad terminal cumplimos tu sueño de ser policía. Recibiste la bendición de Papa Francisco y venciste la enfermedad”, comenta en sus redes sociales el policía Franz Luna felicitando al ahora joven que se gradúa de secundaria.
Rilver libró una batalla contra el cáncer de huesos desde los cuatro años, a los cinco meses ya había perdido uno de sus ojos por la enfermedad que se empezaba a desarrollar. Tiempo despúes de su diagnóstico, los doctores tuvieron que amputarle el pie derecho para evitar que el mal se extienda.
A pesar de la adversidad, hoy el joven se apoya con orgullo en el hombro de quien una vez le cumplió su mayor sueño: ser policía.
Fuente: Urgente