El presidente electo obtuvo el certificado como ganador de las elecciones en una ceremonia que provocó su emoción. El líder izquierdista insistió que “vivir en democracia” es un logro de los ciudadanos y reiteró sus críticas sobre la administración de Jair Bolsonaro, quien alentó a sus seguidores a montar protestas.
La política de Brasil abrió un nuevo episodio en su historia este lunes 12 de diciembre luego de que Luiz Inacio ‘Lula’ da Silva recibiera el diploma que lo certifica oficialmente como ganador de los últimos comicios. “Recibo por tercera vez el diploma en nombre de la libertad, la dignidad y la felicidad del pueblo brasileño”, dijo.
En la ceremonia desarrollada en la sede del Tribunal Superior Electoral, la tercera que protagoniza tras sus dos victorias en la década del 2000, el mandatario electo se emocionó y destacó la importancia de su triunfo en las urnas.
“Este diploma no es de ‘Lula presidente’, es del pueblo que reconquistó el derecho de vivir en democracia en este país”, manifestó.
Visiblemente emocionado en el comienzo del acto, subrayó que “la democracia venció” en un contexto donde la sociedad había sido “envenenada” con mentiras.
También recalcó que sabía “cuánto le había costado al pueblo esta espera” y que, tras el padecimiento al que fue sometido en los últimos años, esta era la prueba de “la grandeza del pueblo”.
Lula enfatizó que esta victoria electoral, gracias a la cual asumirá funciones en el primer día de 2023, fue lograda gracias a la conformación de una amplia coalición de decenas de partidos de izquierda, centro y derecha enfocados en combatir al “autoritarismo” del régimen de Jair Bolsonaro.
“Soy consciente de que ese frente se asentó sobre el compromiso de defensa de la democracia, que es el origen de mi lucha y el destino de este país”, reconoció.
Por otro lado, refrescó sus críticas sobre el “legado perverso” que deja la actual Administración, que ha perjudicado a la población más vulnerable y protagonizó una “destrucción nacional” con sus políticas públicas.
También condenó las persecuciones lanzadas contra las “instituciones democráticas”, aunque aclaró que no es un mal exclusivo de Brasil y que esa dinámica se esparce en todo el mundo.
En este marco, también aseguró que uno de los objetivos principales de su Gobierno será “fortalecer la democracia”, la cual implica “tener alimentación de calidad, empleo, salud, educación, seguridad y vivienda”.
Bolsonaro quiso reivindicarse con protestas
En la jornada del lunes, Bolsonaro saludó en la puerta del Palacio de Alvorada a sus seguidores más radicales, los cuales han llegado a pedir una intervención militar para evitar la asunción de Lula.
Si bien él se mantuvo en silencio, el sacerdote –y colaborador del actual presidente- Genésio Ramos lanzó un duro discurso en contra del líder izquierdista ante centenares de fanáticos bolsonaristas.
Ramos catalogó a Lula como un “bandido canalla” y enumeró críticas severas a los años del Partido de los Trabajadores en el mando.
“Dios bendiga al pueblo brasileño, que durante 14 años fue robado, fue violado por una organización criminal. Eso lo digo yo, padre Genésio. El discurso es enteramente mío”, afirmó.
Es la tercera vez que Bolsonaro se encuentra con los seguidores que están instalados permanentemente frente a los jardines de la residencia oficial.
Bolsonaro aún no ha felicitado a Lula ni reconoció su derrota. Su agenda se ha mantenido sin compromisos oficiales por 40 días desde que perdió en la segunda vuelta de los comicios presidenciales de octubre.
También se registraron disturbios en Brasilia con bolsonaristas que intentaron invadir una de las sedes de la Policía Federal, incendiaron vehículos y se enfrentaron a la Policía en contra del arresto de un cacique indígena, quien estaba apuntado por ser sospechoso de apoyar los actos antidemocráticos que piden un golpe de Estado contra Lula.
Fuente: FRANCE 24
