Por 20 años se creyó que esta enorme serpiente era un híbrido, pero un nuevo estudio confirma que es una nueva especie de anaconda.
ADN de muestras de viejo tejido ha permitido confirmar la existencia de una cuarta especie de anaconda dos décadas después de haber sido descrita a partir de características morfológicas.
Los nuevos hallazgos de un equipo liderado por David Tarknishvili, de la Ilia State University en Georgia, han sido publicados en Amphibia-Reptilia.
Hoy en día, el descubrimiento de una nueva especie no es muy inusual para el zoólogo que trabaja taxonómicamente, siempre que estas nuevas especies sean pequeñas y discretas. En contraste, el descubrimiento de nuevos vertebrados grandes y conspicuos es mucho más raro y atrae la atención no solo de los especialistas, sino también del público en general.
Pero se pueden encontrar reptiles de gran crecimiento sin descubrir, como lo han demostrado las más de una docena de nuevas especies de lagartos monitores que han sido descritas por miembros de la sección herpetológica del Museo Koenig en Bonn desde 1988.
Las serpientes gigantes de Sudamérica, sin embargo, tenían preparadas algunas sorpresas para los investigadores de Bonn.
De híbrido a nueva especie de anaconda
Además de dos nuevas subespecies insulares de la pitón reticulada, de hasta nueve metros de longitud y, junto con la anaconda verde (la serpiente más larga del mundo), que fueron descubiertas por el exestudiante de doctorado del Museo Koenig Mark Auliya, su excompañero Lutz Dirksen logró encontrar una cuarta especie de anaconda en la región de Beni de Bolivia que presentó a la ciencia como Eunectes beniensis.
Primero considerada erróneamente como un híbrido entre la anaconda verde grande y la anaconda amarilla o paraguaya más pequeña, el análisis morfológico sugirió fuertemente su estatus como una especie propia e independiente, la cuarta de su género y que crece al menos hasta cuatro metros de longitud.
Dos décadas más tarde, el equipo dirigido por David Tarknishvili ha logrado extraer ADN de las muestras de tejido antiguo para corroborar y verificar el estado genético específico de la también llamada anaconda boliviana.
Fuente: LA REPUBLICA