La agencia espacial más importante del mundo no podrá garantizar el retorno del hombre a la Luna si el propietario de SpaceX no entrega un vehículo clave.
El regreso de los humanos a la Luna ya está garantizado con las misiones del programa Artemis de la NASA, la ambiciosa sucesora del programa Apolo. La primera de ellas, la misión no tripulada Artemis 1, ya se encuentra sobrevolando el satélite natural y está poniendo a prueba que los nuevos vehículos sean completamente seguros.
Sin embargo, para replicar la misma hazaña después de cinco décadas, esta vez la agencia espacial de Estados Unidos depende del magnate sudafricano Elon Musk y su empresa privada SpaceX ¿Acaso la institución aeronáutica más importante del mundo no tiene la tecnología suficiente para llevar un grupo de hombres y mujeres a la superficie lunar?
La NASA no tiene nave para ir a la Luna
En 2004, el presidente estadounidense George W. Bush anunció un plan para devolver a los humanos a la Luna con una tecnología distinta a los transbordadores espaciales, vehículos reutilizables desarrollados en la década de los 80 que acumulaban graves tragedias en su historial: el Challenger en 1986 y el Columbia en 2003.
El programa de los transbordadores espaciales culminó en 2011, pero, para entonces, la NASA no había logrado construir un vehículo de reemplazo que lo lleve al satélite, puesto que los fondos económicos otorgados por el Congreso de EE. UU. se gastaron en la culminación de la Estación Espacial Internacional y otras tareas igual de importante.
Hasta esa fecha, la agencia espacial estadounidense había desarrollado sus propios medios de transporte, sin embargo, fue allí que decidió tomar otro camino: invertir en empresas privadas para que construyan sus propios vehículos y luego estos se los vendan, informa The Planetary Society.
Así, la NASA pudo obtener la nave espacial Orión y el cohete Space Launch System (SLS), piezas claves del programa Artemis que fueron construidas por las compañías Lockheed Martin y Boeing, pero que ahora son de su propiedad.
El tema del presupuesto, no obstante, continúa siendo un gran problema y es allí donde entra a tallar el actual dueño de Twitter, quien promete tener disponible un megacohete más potente, barato y reutilizable, al cual ha llamado Starship. El vehículo es el bastión de Musk en la industria aeronáutica, ya que en el futuro transportará humanos a la Luna y a Marte.
En espera del megacohete Starship
En abril de 2021, la NASA otorgó a SpaceX un contrato de 2.900 millones de dólares para que desarrolle una Starship que le permita aterrizar en la Luna durante Artemis 3 (la segunda misión tripulada del programa y la primera que aterrizará en el satélite).
Por si no fuese suficiente aval, el 15 de noviembre de 2022, anunció otro contrato con la compañía de Musk para que desarrolle una versión mejorada de la meganave por 1.150 millones de dólares, conocida como la Opción B. La Starship servirá como un transbordador desde la cápsula Orión hasta la superficie lunar en un viaje de ida y vuelta.
Pese a todos los esfuerzo, hay un problema: la Starship todavía está en desarrollo y no ha logrado realizar ni siquiera su primer vuelo orbital. Incluso, durante una prueba realizada el pasado 12 de julio, explotó uno de los motores que impulsan a la nave.
Mientras que la NASA sigue esperando a que Elon Musk demuestre a que Starship es seguro para enviar humanos a la Luna, paralelamente está ejecutando otra convocatoria para que otras compañías desarrollen la tecnología que permita extender la vida útil de la nave de SpaceX.
Fuente: La República