Hibatullah Akhundzada, líder de los talibanes, pidió examinar los casos de los ladrones, secuestradores y de los sediciosos. La ley islámica también castiga el adulterio, las acusaciones falsas, el consumo de alcohol, el robo, la apostasía y la rebelión
En un tuit publicado el domingo en la noche, el portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, indicó que esta orden “obligatoria” emana del líder supremo de los talibanes Hibatullah Akhundzada, tras un encuentro con los jueces.
Akhundzada, que no ha sido filmado ni fotografiado en público desde que los talibanes recuperaron el poder en agosto de 2021, dirige el país por decreto desde Kandahar, una localidad en el sur del país que es la cuna de este movimiento fundamentalista.
“Examinen cuidadosamente los casos de los ladrones, secuestradores y de los sediciosos”, escribió el portavoz citando las palabras del líder supremo sobre la aplicación de la sharia, la ley islámica.
“En los casos en los que se cumplan todas las condiciones de la sharia (…) están obligados a implementar” el conjunto de sanciones previstas, agregó.
Mujahid no estuvo disponible el lunes para dar más precisiones.
El jefe supremo hizo referencias a delitos considerados según la ley islámica como los más graves para los cuales están previstas diferentes penas incluyendo castigos corporales.
En la lista están el adulterio, las acusaciones falsas de que alguien cometió esta falta, pero también el consumo de alcohol, el robo, la apostasía y la rebelión.
Según los eruditos del islam, para que haya una condena por alguna de estas faltas es necesario reunir pruebas suficientes, por ejemplo en el caso del adulterio, la confesión o el testimonio de cuatro adultos musulmanes que sean varones.
A su retorno al poder, los talibanes prometieron ser más laxos en su aplicación de la sharia, pero rápidamente volvieron a una interpretación muy rigorista del islam que marcó su primer periodo en el poder entre 1996 y 2001.
Los conservadores parecen controlar el gobierno talibán, que tiene dificultades para gobernar y sigue aislado en el escenario internacional. La crisis económica ha sumido a millones de afganos más en la pobreza y el hambre mientras la ayuda extranjera se ha reducido al mínimo.
La semana pasada, el Talibán prohibió a las mujeres el uso de los gimnasios. Fue el último edicto del grupo religioso que limita los derechos y libertades de las mujeres desde que llegó al poder hace más de un año.
Tras una campaña relámpago, el Talibán se hizo con el poder en agosto de 2021. Desde entonces, han prohibido que las niñas cursen estudios de educación secundaria y superior y, a pesar de las promesas iniciales al país, han restringido el acceso de las mujeres a la mayoría de los empleos y las obligan a ir cubiertas de pies a cabeza en público.
La nueva medida se tomó porque la gente ignoraba las ordenes de segregación por sexos y porque las mujeres no usaban hiyab, o velo, como se requería, explicó Mohammed Akef Mohajer, vocero del Ministerio de la Virtud y el Vicio.
En base a la normativa que entró en vigor esta semana, las mujeres tampoco pueden acceder a los parques.
Según Akef Mohajer, en los últimos 15 meses el grupo ha “hecho todo lo posible” para evitar el cierre de parques y gimnasios a las mujeres, ordenando su uso en días separados de la semana o imponiendo la segregación por sexos. “Pero, desafortunadamente, las órdenes no se han cumplido y se han violado las normas” lo que motivó las restricciones, apuntó el portavoz.
“En la mayoría de los casos, hemos visto a hombres y mujeres juntos en los parques y, por desgracia, no se respetaba el hiyab. Así que tuvimos que tomar otra decisión”, agregó señalando que grupos de talibanes controlarán los establecimientos para comprobar si las mujeres siguen usándolos.
Fuente: Infobae