El último caso de exorcismo documentado en España y practicado en Burgos en 2014 a una joven de 17 años con trastornos psiquiátricos, fue el punto de partida del guion de «13 exorcismos», un thriller de los creadores de «Malasaña 32» que llega el próximo viernes a las salas de cine.
José Sacristán, que en los últimos años ha recibido el Premio Nacional de Cinematografía y el Goya de Honor por una trayectoria de más de seis décadas, se pone la sotana para expulsar al demonio que parece apoderarse del cuerpo de una joven a la que da vida María Romanillos.
«Estábamos buscando una nueva historia de terror después de ‘Malasaña 32’ y descubrimos que no se había hecho una película sobre exorcismos en España, así que empezamos a documentarnos desde el último caso sucedido en Burgos hacia atrás y descubrimos muchos elementos en común», explica Ramón Campos, productor y guionista.
La historia real es mucho más truculenta que la ficción y salió a la luz a raíz de la denuncia de un grupo de familiares por las lesiones y secuelas que, según aseguraron, padecía la menor, con antecedentes de anorexia, ansiedad y un intento de suicidio.
El caso fue archivado por el juzgado después de que la joven modificara su testimonio original, la Audiencia de Burgos lo reabrió para determinar si había sido coaccionada y en 2017 quedó archivado de nuevo. En febrero de 2019, a los 22 años, falleció tras una ingesta excesiva de pastillas.
La película, dirigida por el debutante Jacobo Martínez, no recoge ese trágico final ni todo lo referido a la judicialización del caso. Campos insiste en que es una ficción que bebe de aquella historia pero también de otras, aunque la referencia a esa polémica tragedia es evidente.
De hecho, los guionistas tuvieron acceso a los informes de los juzgados de instrucción que contienen las declaraciones de los asistentes a las trece sesiones de exorcismo practicadas en Burgos, que fueron los padres, un seminarista, el sacerdote y una profesora de religión, según Campos.
En el arranque un rótulo recuerda que los exorcismos son una práctica reconocida en el derecho canónico, que supervisa el Vaticano y que en España existen 15 sacerdotes autorizados para ello.
La trama contrapone la visión ultrareligiosa de los padres -interpretados por Ruth Díaz y Urko Olazábal- con la racional que representa una psicóloga que la atiende.
«Esto siempre pasa en núcleos familiares o sociales que están muy cercanos a la religión de forma muy radical», subraya Campos, «si todo el mundo te dice que estás poseído, acabas convenciéndote de que es así».
En cuanto a los síntomas, los ojos en blanco, el cambio de la voz, la fuerza extraordinaria, el director Jacobo Martínez subraya que los médicos han admitido que son cosas que pueden ocurrir en determinadas situaciones de estrés.
Sacristán sostiene que este tipo de prácticas son «algo impropio de este tiempo», pero cree que la película «acierta» al no tomar partido y «exponer un drama donde aparecen diferentes modos de pensar donde el espectador puede sacar sus conclusiones».
Al no ser creyente, el actor madrileño dice no tener miedo a este tipo de historias. «Lo que da miedo es el ser humano, la necedad es homicida que decía Calígula y es cierto, el tonto mata, el tonto negacionista mata».
«No soy partidario de cabalgar a lomos del miedo, lo que nos rodea no es del todo divertido pero creo tener la lucidez del perdedor, saber que vas a morir rodeado de hijos de puta, pero que hay que librar la batalla del día a día, la dignidad y a ser posible con una sonrisa», añade.
Fuente: EFE