Rusia reiteró su afirmación de que Kiev se está preparando para usar una “bomba sucia” en su propio territorio y aseguró que llevaría el tema al Consejo de Seguridad de la ONU. Por su parte, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha negado las acusaciones y ha dicho que no tienen fundamentos. Sin embargo, el temor del uso de un armamento con material radioactivo sigue latente y sus consecuencias podrían ser devastadoras.
Rusia lo asegura y Ucrania lo niega. Moscú ha señalado que Kiev busca usar una “bomba sucia”. Unas acusaciones que ha desmentido el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski quien, por su parte, reitera que el único capaz de emplear un arma de dicha magnitud es su homólogo ruso Vladimir Putin.
“Si Rusia dice que Ucrania estaría preparando algo, eso solo significa una cosa: que Rusia ya ha preparado todo eso”, sentenció el mandatario.
En Occidente, las alarmas se han encendido y Estados Unidos ha asegurado que las afirmaciones rusas no tienen fundamentos.
A pesar de ello, el Kremlin ha anunciado que buscará presentar el asunto frente al Consejo de Seguridad de la ONU el martes y ha pedido incluso a su secretario general, António Guterres, que evite que “este crimen atroz suceda”.
Por su parte, la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) también reaccionó. El organismo pretende enviar inspectores a dos plantas nucleares específicas por pedido de Kiev.
Desde la denuncia que el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, hizo el domingo frente a sus homólogos francés y turco, se han abierto todo tipo de especulaciones sobre las consecuencias que tendría el uso de una “bomba sucia”, algo inédito en la historia mundial y que podría derivar en una escalada de la guerra en Ucrania.
Pero, ¿qué es una “bomba sucia”?
También conocida como “dispositivo de dispersión radiológica”, “la bomba sucia” está compuesta por un explosivo de tipo convencional que es envuelto con un material radioactivo.
Su objetivo es uno: explotar para diseminar dichos materiales en forma de polvo o arena sobre una población o un lugar estratégico.
Tal como lo señala para France 24 Lajos Szászdi, analista de relaciones internacionales y estudios estratégicos de fuerzas terrestres, navales, aéreas y espaciales rusas, “esta tiene que hacerse explotar para que tenga máximo efecto destructor, para que haga el mayor daño posible a la vida humana. Mientras más radio de expansión tenga ese polvo radioactivo sobre un blanco, que puede ser una ciudad, será mejor para los atacantes y tendrá peores consecuencias para las víctimas”.
A diferencia de una bomba atómica, esta tiene un material de acceso relativamente fácil y su fabricación es mucho menos compleja.
Así, lo que busca es contaminar una zona y generar daños tanto en la infraestructura como en las personas que pueden morir, “tanto con radiaciones directas como por la ingestión o inhalación de materiales radioactivos”, señala el diario ‘El Clarín‘.
¿Qué consecuencias podría tener su uso?
No existe evidencia de que una bomba de este estilo haya sido utilizada en el pasado. Según Szászdi, hubo planes durante la Segunda Guerra Mundial por parte de las fuerzas nazis en Alemania para atacar a Estados Unidos. Sin embargo, asegura, carecían de la tecnología necesaria para hacerlas atravesar el Atlántico. Así, las consecuencias son difíciles de calcular.
Sin embargo, su uso tendría efectos tanto psicológicos como económicos y un importante costo de vidas humanas.
“La idea no sería destruir blancos como con una bomba nuclear, sería contaminar el aire o el agua, para que la gente al respirar aspire ese polvo radioactivo y quede contaminada. Si no mueren de inmediato eventualmente podrían hacerlo por cánceres o tumores que se formen y complicaciones de salud”, señala Szászdi.
Por su parte, la Comisión de Regulación de Estados Unidos, se refiere a los efectos de carácter psicológico al afirmar que “una bomba sucia no es un ‘arma de destrucción masiva’ sino un ‘arma de perturbación masiva’, que principalmente busca contaminar y dar miedo”.
Su explosión también tendría un enorme costo económico. Primero, porque esta puede llegar a contaminar cosechas y cultivos. Segundo, porque las zonas afectadas deben ser evacuadas y debe ser limpiado el material radioactivo.
¿Qué busca Rusia con esta narrativa?
Por ahora, un eventual uso de este tipo de bombas está en “veremos”. Sin embargo, las advertencias rusas ya han tenido efecto a nivel internacional. Según señala Estados Unidos y otros países occidentales no existe ningún plan ucraniano para hacer uso de este tipo de armas.
Entonces, la pregunta sería: ¿Qué pretende el Kremlin con estas acusaciones?
“Es una mentira de los rusos para sembrar dudas, sobre todo entre aquellos que ven mal a los ucranianos”, opina Szászdi.
Y añade: “Lo que a mi me preocupa es que los rusos lo pueden estar diciendo para preparar a la opinión pública y al mundo ante un ataque con “bomba sucia” pero que no sería por parte de los ucranianos, sino serían ellos mismos, para acusar a los ucranianos”.
El experto señala que es también parte de un “juego psicológico” que estaría tanteando la capacidad de reacción tanto de Estados Unidos como de la OTAN.
El uso de un armamento de este estilo en Ucrania tendría múltiples objetivos. “Probar la voluntad de Occidente de castigar a Rusia o frenar el avance ucraniano. También tendría motivos de propaganda contra Ucrania” e incluso atacar a la economía ucraniana, asegura Szászdi.
¿Hacia una escalada del conflicto?
Al igual que las consecuencias de su uso, las reacciones por parte de los diferentes actores del conflicto ante el uso de una “bomba sucia” siguen siendo especulativas.
Sin embargo, emplear este tipo de artefacto es polémico y podría derivar en serias consecuencias. A pesar de que estas no están reguladas por un algún tipo de tratado, su cabida en el conflicto ucraniano, tal como muestra ‘El Clarín’, “se consideraría probablemente ilegal debido al riesgo que suponen para los civiles”.
Al mismo tiempo, ‘CNN‘ señala que “los gobiernos en todo el mundo intentan mantener un control y monitoreo estricto de estos bajo el paraguas del OIEA, para evitar que grupos terroristas o criminales puedan obtenerlos”.
Bajo estos lineamientos, se podría suponer que habría una reacción más fuerte de países con Estados Unidos o incluso de la OTAN.
“Si los rusos usan una arma radiológica, ahí sería una buena pregunta cómo va a reaccionar EE. UU, Reino Unido y la OTAN. Claro que aumentarían el apoyo, les darían medios de descontaminación”, señala Szászdi. Y agrega que vendrían más sanciones.
Quedaría por ver si una intervención mayor a nivel militar sería una posibilidad y en qué proporción.
Fuente: FRANCE24