El argentino fue la gran figura del equipo francés, que se impuso por 7 a 2 y avanzó a los octavos de final de la Champions League
El PSG dio un festival de fútbol en la goleada 7-2 ante el Maccabi Haifa, por la quinta fecha de la fase de grupos de la Champions League. Y el maestro de ceremonias fue Lionel Messi. El delantero argentino, de 35 años, convirtió dos goles y regaló dos asistencias en la gran función de su equipo, montando una sociedad de alto vuelo con Kylian Mbappe (dos tantos) y Neymar (firmó una conquista y forzó otra en contra). El español Soler cerró la cuenta para un conjunto parisino que lleva 27 encuentros invicto y avanzó a octavos de final.
Los gritos del ex Barcelona resultaron de alta factura. En el primero, a los 18 minutos, tomó un rebote dentro del área, levemente volcado a la izquierda y con un rival enfrente. Pero resolvió con un remate tres dedos de zurda que sorprendió a todo Maccabi para rubricar el 1-0. Apenas 60 segundos antes se había perdido una chance de frente a la valla tras cesión de Mbappé. La revancha fue más dulce aún.
La otra obra con su sello fue el 4-1, a los 44 minutos de la etapa inicial. Encaró vertical, corrió la pelota hacia la izquierda frente al marcador y sacó un remate bajo, esquinado, imposible para el arquero Cohen. Pero pudieron ser muchos más. Como la combinación en velocidad con Kiki, en la que quedó mano a mano, resolvió alto y el balón pegó en el travesaño. O el tiro libre en el epílogo, que pasó cerca del larguero.
También brilló en el rol en el que tiene cada vez más incidencia: como asistidor. El 3-0 llegó tras un pase suyo a Ney, en una jugada electrizante, a máxima velocidad, de la que también participó el atacante francés. Y el 7-2 con el que se cerró el cotejo surgió de un desborde por izquierda de la Pulga, el freno y el toque atrás para la llegada de Carlos Soler, que martilló la red.
También hubo un momento de zozobra. A 12 minutos del epílogo, aceleró por derecha, se quitó de encima el asedio de Goldberg, quien le terminó cometiendo falta desde atrás, pisándole el tobillo izquierdo y quitándole el botín.
El capitán de la selección argentino se sentó en el césped y se paralizaron todos los corazones de los fanáticos del PSG y de la Albiceleste. Sin embargo, se volvió a calzar y siguió con su show.
Fuente: INFOBAE