Las características musicales de un electrocardiograma son únicas para cada persona y podrían servir como método de identificación
En el latido de tu corazón se esconde una melodía única que podría servir para identificarte. Ya es lugar común desbloquear el teléfono móvil por reconocimiento facial o acceder al lugar de trabajo con la huella dactilar. Ahora, el latido del corazón, al que ya tienen acceso algunos relojes inteligentes, podría convertirse en una nueva manera de acreditar nuestra identidad. Es lo que mostró un estudio que analizó las características musicales del electrocardiograma y concluyó que contienen elementos únicos para cada persona.
El electrocardiograma capta las señales eléctricas de nuestras células, que oscilan a medida que el tejido muscular del corazón se contrae y se relaja. Estas señales se transforman en una gráfica que se utiliza habitualmente para diagnosticar enfermedades coronarias, infartos u otras anomalías en el ritmo cardíaco que pueden provocar insuficiencia cardíaca. Pero, además de transformarse en una gráfica que permita visualizar la información, un electrocardiograma también se puede transformar en un archivo de sonido. Una colaboración entre España e Irán decidió explorar las características musicales del latido del corazón de 18 individuos.
Para ello, se centró en cinco atributos del sonido: dinámica, ritmo, altura, tonalidad y timbre. La dinámica se refiere al volumen, mientras que el ritmo capta patrones en la duración de los sonidos. La altura ubica los sonidos en una escala de grave a agudo. La tonalidad es una característica de gran parte de composiciones musicales, que giran en torno a una nota concreta. Por último, el timbre se refiere a la cualidad de cada instrumento: una flauta y un violín tienen distinto timbre aunque toquen la misma nota con la misma duración al mismo volumen.
95 % de éxito
En el estudio se utilizó un programa informático basado en redes neuronales para extraer estas cinco características de los electrocardiogramas, y se encontró que permiten identificar correctamente a la persona en un 95 % de los casos. Otros trabajos anteriores ya habían considerado la posibilidad de utilizar el latido del corazón para acreditar la identidad. Sin embargo, este es el primero que lo hizo a partir del sonido, analizándolo desde el punto de vista musical.
La verificación de la identidad se desarrolló en dos contextos: por un lado, se diseñó un sistema en el que la persona proporciona su electrocardiograma y este se contrasta con una base de datos elaborada con antelación. En el estudio se propone que este sistema se podría utilizar en la entrada de un edificio, donde el acceso se facilitaría solo si el electrocardiograma de la persona que entrara coincidiera con uno ya incluido en la base de datos.
El segundo contexto serviría, por ejemplo, para desbloquear el reloj inteligente, de manera similar a la huella dactilar utilizada actualmente. En primera instancia, la persona facilitaría su electrocardiograma como modelo. Después, cuando quisiera desbloquear el reloj, lo volvería a proporcionar, y el sistema comprobaría que se trata de la misma señal que se registró inicialmente.
Potencialmente universal
La ventaja principal de este nuevo sistema con respecto a los actuales es su universalidad: para algunas personas, como aquellas con ciertas lesiones o discapacidades, los métodos basados en reconocimiento facial o de huella dactilar no funcionan. Sin embargo, todo el mundo sin excepción tiene un corazón que late. Además, la tecnología actual ya permite captar las señales del corazón de manera no invasiva: algunas pulseras y relojes inteligentes lo hacen rutinariamente con resultados clínicamente avalados.
Sin embargo, quedan aspectos por resolver antes de que este nuevo sistema se pueda implementar de manera generalizada. El latido del corazón se ve afectado por numerosas actividades habituales, como caminar, correr, descansar, hacer ejercicio físico o estar en una situación de tensión. Estos factores pueden alterar el electrocardiograma y dificultar la identificación de las personas, pero no se tuvieron en cuenta en el estudio.
Además, será necesario evaluar si el uso de marcapasos, una arritmia o el embarazo afectan a la capacidad de este método para acreditar la identidad, ya que el estudio se ha realizado en personas sin estos condicionantes. Por otra parte, puesto que la edad altera la señal del electrocardiograma, el sistema se tendría que actualizar aproximadamente cada cinco años. Por fortuna, sería sencillo conseguir nuevos electrocardiogramas si se obtienen a través de pulseras o relojes inteligentes que apenas interfieren con la vida cotidiana.
Adiós a las contraseñas
Con todo, merece la pena seguir explorando este método de acreditación de la identidad, que ya tiene una eficacia comparable a la de otros sistemas que utilizan el latido del corazón. Está demostrado que los identificadores basados en características físicas como la huella dactilar o el rostro son mucho más seguros que una contraseña a la hora de identificarnos: una contraseña nos la podrían robar, pero no es posible transferir nuestros atributos individuales.
Por eso, si se logran resolver los efectos de la actividad corporal y de patologías cardíacas, la música del electrocardiograma promete ser un método de identificación potencialmente universal, eficaz y seguro.
Fuente: LA RAZON ESPAÑA