* Se habla de una vendetta entre bandas venezolanas
Bogotá, AFP
Durante meses, las víctimas de una vendetta entre bandas de origen venezolano han aparecido empacadas en plástico, algunas incluso desmembradas. Los “embolsados” son la huella macabra de una violencia jamás vista en la capital colombiana.
Ni los bombazos de hace tres décadas ordenados por el barón de la droga Pablo Escobar ni la actividad de paramilitares de ultraderecha habían sembrado tal terror. Desde enero, 23 cuerpos envueltos en bolsas han sido abandonados en las calles de la ciudad de ocho millones de habitantes.
Son “homicidios violentos estrangulamientos, (asesinato) con arma de fuego o incluso con arma blanca y mucha sevicia”, resumió a la AFP Aníbal Fernández de Soto, secretario de Seguridad.
La estela sangrienta ha quedado en ocho de las 19 localidades (agrupaciones de barrios) de una capital que convive con el crimen organizado, aunque desacostumbrada a los horrores del conflicto armado que desde hace más de medio siglo sufren regiones apartadas.
Con los descuartizamientos la lucha entre bandas alcanzó su punto más cruel.
El Tren de Aragua, una organización de crimen trasnacional que surgió en Venezuela, la también venezolana banda de Los Maracuchos y una tercera que no ha sido revelada oficialmente protagonizan una violencia sin par.
“Lo que hemos evidenciado (…) es que los 23 terribles casos que se han presentado, de homicidios en donde los cuerpos son encontrados en bolsas, obedece a una disputa entre grupos de delincuencia que están peleando por el control de rentas ilícitas”, añadió Fernández de Soto.
A cargo de un grupo especial anticrimen de 1.300 efectivos, entre policías y agentes de inteligencia, el secretario advierte que la guerra está “escalando”.