Un equipo de la Universidad de Ginebra (Suiza) ha descubierto que la atención de los niños autistas no sigue la misma trayectoria de desarrollo que la de los niños con un desarrollo típico; por el contrario, cada uno de ellos desarrolla gradualmente sus propias preferencias atencionales.
Estos resultados, publicados en ‘eLife’, abogan por intervenciones tempranas dirigidas a mejorar la atención social, lo que podría ayudar a guiar a los niños autistas hacia rumbos de desarrollo más parecidos a los de sus compañeros, allanando el camino para un apoyo individualizado y adaptado.
Desde su nacimiento, los bebés están dotados de capacidades innatas cruciales para su supervivencia y adaptación. Entre estas capacidades innatas se encuentra un complejo sistema atencional, afinado para detectar la presencia de los demás.
Así, desde el principio de sus vidas, los recién nacidos muestran fascinación por las caras y las configuraciones parecidas a caras, especialmente las que se mueven. Esta preferencia por el movimiento biológico en las primeras etapas de la vida es vital para el desarrollo, ya que es el motor principal de la exploración y la interacción con el entorno y, con el tiempo, prepara el terreno para interacciones sociales más complejas.
SEGUIMIENTO OCULAR
Utilizando un dispositivo de seguimiento ocular que registra los movimientos de los ojos en tiempo real, un equipo de la UNIGE analizó las preferencias visuales de 166 niños con TEA y 51 niños con desarrollo típico (TD) mientras veían libremente un corto dibujo animado. Los participantes, todos varones para garantizar la homogeneidad de la muestra, tenían entre dos y siete años, y fueron sometidos a pruebas repetidas a medida que se desarrollaban.
Cada niño vio un dibujo animado de tres minutos en el que aparecía un burrito en diversas situaciones sociales, sin instrucciones específicas. “No se trataba de un dibujo animado especialmente diseñado para el estudio, sino de uno muy popular entre los niños de esta edad”, explica Nada Kojovic, becaria postdoctoral del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ginebra y primera autora del estudio.
ATENCIÓN DESINCRONIZADA EN EL TEA
Se ha observado que los niños con un desarrollo típico centran su atención en las interacciones sociales entre personajes y, a medida que crecen, se fijan cada vez más en los mismos elementos sociales de una escena.
Este fenómeno de ‘sincronización’ observado en los niños con desarrollo típico está ausente en los niños con TEA. Estos últimos muestran interés por otros tipos de estímulos –como los objetos o ciertas irregularidades en la escenografía de los dibujos animados– y, con el tiempo, cada niño con TEA desarrolla sus propias preferencias visuales.
“Es probable que podamos identificar subgrupos con preferencias comunes entre los niños con TEA, pero no existe una sincronización real de la atención en el rumbo de su desarrollo, a diferencia de lo que se observa en los niños con TD. Es la primera vez que un estudio pone de manifiesto este fenómeno del desarrollo”, ha afirmado Daphné Bavelier, profesora titular de la Sección de Psicología de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la universidad suiza y coautora del estudio.
Los investigadores también observaron que los niños autistas cuya mirada se parecía más a la de los niños con un desarrollo típico funcionaban mejor en la vida cotidiana y tenían mejores capacidades cognitivas. Y, lo que es más importante, la forma en que un niño ve una escena social, como la de los dibujos animados utilizada aquí, puede servir para predecir futuras dificultades sociales.
A FAVOR DE LA INTERVENCIÓN TEMPRANA
Estos hallazgos demuestran lo importante que es que las intervenciones terapéuticas se dirijan a la atención social en una fase muy temprana en los niños con TEA, especialmente en aquellos con mayor retraso en el desarrollo.
“De hecho, este trabajo demuestra que si los niños autistas no muestran interés por las interacciones sociales desde el principio, se desinteresarán cada vez más por ellas”, explica Marie Schaer, profesora asociada del Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ginebra, que dirigió esta investigación.
En el futuro, el equipo de investigación tiene previsto aplicar su método de seguimiento ocular para evaluar a los niños que se han beneficiado de una intervención conductual conocida como Early Start Denver Model (ESDM).
Esta intervención conductual intensiva, desarrollada en Estados Unidos, está diseñada para mejorar las habilidades de comunicación en niños autistas pequeños a través de interacciones lúdicas.
Desde 2012, más de cien niños autistas menores de tres años se han beneficiado de este método en Ginebra, mostrando resultados alentadores. Los investigadores esperan que su innovadora técnica de seguimiento ocular arroje luz sobre cómo esta intervención conductual contribuye al progreso de los niños con TEA, proporcionando una herramienta única para mejorar las estrategias de apoyo a su desarrollo.
Fuente: EUROPA PRESS