El MareNostrum 5 es un supercomputador 23 veces más potente que su predecesor y uno de los 3 más potentes de Europa
Las siguientes líneas corresponden a una noticia agridulce. Por un lado, España acaba de presentar su nuevo supercomputador, el MareNostrum 5, 23 veces más potente que su predecesor, uno de los 3 más potentes de Europa y entre los 10 del mundo. Un proyecto que los expertos han esperado durante años y que ha costado 202,8 millones de euros, 70 de los cuales han sido nacionales. Sus posibilidades son casi ilimitadas y, sin embargo, no todo es tan dulce. Hay un detalle que agria las buenas nuevas y es que el supercomputador se muda. MareNostrum 4 y sus antecesores han habitado un lugar realmente atípico que, por cuestiones de espacio, ahora tendrán que abandonar.
Hasta ahora, los MareNostrum del Barcelona Supercomputing Center chisporroteaba en el corazón de una iglesia, en el centro de Barcelona. Aquellos vetustos muros de roca eran solo una carcasa para ocultar uno de los ordenadores más avanzados del mundo. Lo analógico y lo digital, la religión y la tecnología, lo inmutable y lo volátil… contrastes que el proyecto llevaba como bandera, orgullosos de la extraña ubicación del supercomputador. Ahora, MareNostrum tendrá que dejar atrás esta extravagancia tan mediática y ganar en potencia lo que, tal vez, pierda en carisma. Pero dejando a un lado este detalle más narrativo que relevante, lo cierto es que estamos ante una gran noticia.
¿Por qué una iglesia?
El MareNostrum 4, por ejemplo, tiene 160.000 procesadores y los emplea para hacer miles de millones de cálculos cada segundo. Para lograrlo no solo necesita conectar de manera eficiente una gran cantidad de procesadores (los pequeños cerebros de los ordenadores, si queremos verlo así). También hace falta que las condiciones de humedad y temperatura de la sala acompañen, para que los procesadores trabajen dando lo mejor de sí. Y, por eso, el interior de una iglesia era un gran lugar, espacioso, tranquilo y rodeado de paredes anchas que contribuyen a mantener una temperatura constante durante todo el año.
Pero habrá quien se pregunte si realmente hace falta un ordenador tan poderoso. 23 veces más potente que su antecesor, que ya era capaz de maravillas inimaginables para el mejor de los ordenadores caseros. Y, por supuesto, la respuesta es “sí”, porque estos ordenadores tienen propósitos muy diferentes a los que tiene nuestro PC. Evidentemente, no necesitamos semejante potencia para abrir un archivo de Word o mandarle un correo a nuestro jefe. Estos ordenadores procesan cantidades de información muchísimo mayores. Cantidades tan enormes como pueden, de hecho, y ese límite está más presente de lo que nos gustaría pensar.
¿Tanta potencia para qué?
Este tipo de ordenadores suelen trabajar con simulaciones matemáticas. Imagina poder expresar una situación a través de ecuaciones que relacionen las causas y consecuencias que puedan estar implicadas. Alimenta esas fórmulas con cantidades absolutamente descomunales de datos y ponte a calcular. Tal vez se trate de una fórmula que relacione el precio de un producto con las fluctuaciones del mercado, los cambios en el tiempo atmosférico, las cosechas… Cualquier ordenador casero se “bloquearía” al intentar procesar tal cantidad de información y, cuando el problema es realmente serio, incluso los supercomputadores más punteros pueden quedarse cortos. Por otro lado, no hace falta irse a este tipo de cálculos, incluso si MareNostrum 4 era capaz de trabajar con simulaciones muy complejas, con MareNostrum 5 tendremos la ventaja de que tardará mucho menos tiempo en hacer los mismos cálculos. Y no hablamos de acortar un proceso de 5 segundos a la mitad. Hablamos de que un cálculo que antes tardaba casi un mes ahora podrá hacerse en más o menos 1 día.
Y, por si acaso el precio del algodón no te motivara mucho, lo cierto es que las simulaciones que corren en el MareNostrum son muy variadas y, en muchos casos, con una gran componente social. Por ejemplo: MareNostrum 5 trabajará con simulaciones de la Tierra para monitorizar y predecir los cambios debidos al calentamiento global. Hay infinidad de cuestiones que podemos expresar matemáticamente y que requieren capacidades de cómputo como las del MareNostrum 5, o incluso mayores. El clima, como hemos visto, es una de ellas, pero la medicina es, posiblemente, el otro estandarte.
Si queremos reducir el uso de animales de laboratorio tenemos que encontrar una alternativa para poner a prueba la seguridad de los fármacos antes de usarlos en humanos, y la alternativa puede ser computacional. Por desgracia, hay mucha información que simular si queremos representar correctamente todas las interacciones químicas que tiene un fármaco con su entorno, en especial si el entorno es tan complejo como un cuerpo humano. De hecho, si somos estrictos, no llegará con simular las interacciones químicas, si no que también necesitaremos tener en cuenta los procesos cuánticos de estas moléculas. Y, con MareNostrum 5, estamos un paso más cerca.
QUE NO TE LA CUELEN:
- Un supercomputador no es un computador cuántico. Son máquinas diferentes, tecnologías que no están relacionadas entre sí salvo por el hecho de que ambas son capaces de calcular a velocidades muy superiores a la humana. Un ordenador cuántico tiene sus propios algoritmos y no funciona con bits, como los ordenadores que tenemos en casa. Un supercomputador es una versión muchísimo más potente de esa tecnología con la que sí trabajamos a diario.
Fuente: LA RAZÓN