Hay trucos para educar el comportamiento de los felinos y que canalicen su instintos sin dañar objetos o arañar a humanos
El instinto animal impulsa ciertos comportamientos en los gatos, de los que dos de los más frecuentes son los que más dolores de cabeza generan a los dueños: el arañamiento de muebles y la mordedura a humanos.
Son dos formas de actuar propias de la naturaleza felina, pese a que es imposible eliminarlos por completo, sí que se pueden reconducir y educar.
Los gatos, especialmente cuando tienen menos años, tienden a arañar muebles, prendas de ropa y la mayoría de objetos de cierto volumen que encuentren a su paso.
Este comportamiento, arraigado en su ADN, les permite marcar territorio, sentirse limpios y en forma, además de mantener sus garras en un buen estado, afiladas. Cuando rasgan algo son capaces de liberar feromonas imprescindibles para que señalar su espacio, algo imprescindible para ellos incluso en el hogar donde viven.
Además de marcar territorio, el rascado es como un cuidado de uñas para los gatos. Les permite desprenderse de las uñas viejas y mantener las nuevas afiladas. También les ayuda a estirar el cuerpo, liberar estrés y así mantener el equilibrio.
El prevenir estos comportamientos pasa por cortarles las uñas semanalmente como un primer paso. Otros consejos populares para educarlos animan a rociar cerca de ellos un poco de agua cuando actúen incorrectamente o colocar latas vacías en áreas sensibles para que al trepar, hagan ruido y se asusten.
Los rascadores también son una eficaz solución. Colocarlos cerca de áreas en las que se busca que no arañen o trepen y trasladar gradualmente su interés a otras partes de la vivienda para que sepan que ahí pondrán disfrutar del agradable rascamiento. Valen todo tipo de rascadores, desde modelos simples de cartón corrugado con hierba gatera hasta estructuras complejas con felpa y cuerda de sisal.
Cuando los gatos se acostumbran a los rascadores, proteger los muebles con una tela adicional es una alternativa. Si el gato persiste en dañarlos, es necesario mostrar firmeza en la corrección para conseguir redirigirlo al rascador.
Respecto a los mordiscos, no podemos olvidar que los gatos cuando juegan a veces muerden. Para evitar que lo hagan se pueden usar juguetes en lugar de las propias manos para que no sea con lo que juegan directamente . Interrumpir la diversión si muerde o araña ayuda a hacerles ver que es un comportamiento negativo. Además, controlar la emoción del juego es clave para evitar la sobreexcitación que con mucha probabilidad acaba en mordedura.
Fuente: LA RAZÓN ESPAÑA