Bastan dos minutos de estimulación eléctrica para aumentar la posibilidad de hipnotizar a alguien.
Se trata sin duda de una de las técnicas más controvertidas en el mundo científico: la hipnosis. La profundidad con la que alguien puede ser hipnotizado (lo que se conoce como hipnotizabilidad) parece ser un rasgo estable que cambia poco a lo largo de la edad adulta, al igual que la personalidad y el coeficiente intelectual. Pero ahora, por primera vez, un equipo de científicos de la Universidad de Stanford ha demostrado una forma de aumentar temporalmente la hipnotizabilidad, permitiendo que más personas accedan a los beneficios de la terapia basada en la hipnosis.
En un estudio publicado en Nature Mental Health, los autores, liderados por Afik Faerman, descubrieron que menos de dos minutos de estimulación eléctrica dirigida a un área precisa del cerebro podrían aumentar la capacidad de hipnotización de los participantes durante aproximadamente una hora.
“Sabemos que la hipnosis es un tratamiento eficaz para muchos síntomas y trastornos diferentes, en particular el dolor – señala Faerman -, pero también sabemos que no todo el mundo se beneficia por igual de la hipnosis”.
Aproximadamente dos tercios de los adultos son al menos algo hipnotizables, y el 15% se consideran altamente hipnotizables, lo que significa que obtienen una puntuación de 9 o 10 en una medida estándar de hipnotizabilidad de 10 puntos.
“La hipnosis es un estado de atención altamente enfocada, y una mayor capacidad de hipnotización mejora las probabilidades de que le vaya mejor con las técnicas que utilizan la hipnosis”, añade David Spiegel, coautor del estudio.
Gracias a estudios previos, se sabía que las personas altamente hipnotizables tenían una conectividad funcional más fuerte entre la corteza prefrontal dorsolateral izquierda, que participa en el procesamiento de información y la toma de decisiones; y la corteza cingulada anterior dorsal, implicada en la detección de estímulos.
“Tenía sentido que las personas que naturalmente coordinan la actividad entre estas dos regiones pudieran concentrarse más intensamente – afirma Spiegel -. Esto se debe a que estás coordinando aquello en lo que te concentras con el sistema que te distrae”.
En el nuevo estudio, los científicos reclutaron a 80 participantes con fibromialgia, una afección de dolor crónico que puede tratarse con hipnoterapia. Excluyeron a aquellos que ya eran altamente hipnotizables. La mitad de los participantes recibieron estimulación magnética transcraneal. Específicamente, recibieron dos aplicaciones de 46 segundos que entregaron 800 pulsos de electricidad a una ubicación precisa en la corteza prefrontal dorsolateral izquierda. Las ubicaciones exactas dependían de la estructura y actividad únicas del cerebro de cada persona.
La otra mitad de los participantes recibió un tratamiento simulado con la misma apariencia, pero sin estimulación eléctrica. Se evaluó la hipnotizabilidad inmediatamente antes y después de los tratamientos, sin que ni los pacientes ni los médicos supieran quién estaba en qué grupo.
Los resultados mostraron que los participantes que recibieron la neuroestimulación evidenciaron un aumento estadísticamente significativo en la hipnotizabilidad, obteniendo aproximadamente un punto más. El grupo simulado no experimentó ningún efecto. Cuando los participantes fueron evaluados nuevamente una hora más tarde, el efecto había desaparecido y ya no había una diferencia estadísticamente significativa entre los dos grupos.
“Nos sorprendió gratamente que pudiéramos, con 92 segundos de estimulación, cambiar un rasgo cerebral estable que la gente ha estado tratando de cambiar durante 100 años – concluyen los autores -. Finalmente desciframos el código sobre cómo hacerlo. Es inusual poder cambiar la hipnotizabilidad”
Los nuevos resultados podrían tener implicaciones más allá de la hipnosis. Faerman señaló que la neuroestimulación puede cambiar temporalmente otros rasgos estables o mejorar la respuesta de las personas a otras formas de psicoterapia.
Fuente: LA RAZÓN