Un escolar escocés super en forma está trabajando para batir un récord mundial de atletismo, pero para conseguirlo tendrá que esperar hasta cumplir 60 años.
Cuando Seb Jellema, de 11 años, se enteró de que el corredor inglés Ron Hill, corrió todos los días durante 52 años y 39 días, decidió que quería superarlo.
Desde enero ha corrido al menos 3 kilómetros todos los días, incluso en viajes escolares, vacaciones de esquí y bajo el calor sofocante de Francia.
Hill, quien participó en las olimpiadas de 1964 y 1972 y murió en 2021, corrió al menos 1,6 kilómetros por día desde el 20 de diciembre de 1964 hasta el 31 de enero de 2017, antes de poner fin a su carrera a los 78 años.
Para batir ese récord, Jellema tendrá que correr todos los días hasta principios de 2075, cuando tendrá 62 años.
“Comencé 16 años antes que Ron, así que espero que sea posible batir su récord. Tengo ese sueño”, dijo el chico, que lleva el nombre del también corredor olímpico de media distancia británico Sebastián Coe.
Ni la enfermedad ni el clima lo frenan
“Lo más difícil hasta ahora fue cuando estuve enfermo en noviembre, tuve que levantarme continuamente de la cama para correr”, relató.
“Me sentí mareado y fue muy difícil, pero me animé a seguir adelante porque no quería romper mi desafío y también porque hasta ahora he recaudado US$2.025 para caridad”, agregó.
La carrera más larga de Jellema fue el día de su cumpleaños en agosto, cuando recorrió 24 kilómetros, a través de las siete colinas que rodean a la ciudad Edimburgo (la capital de Escocia) en menos de cuatro horas.
“Hizo eso y luego celebró su fiesta de cumpleaños, así de loco está”, comentó su madre Claire Jellema, de 40 años.
“Cuando estuvo enfermo me sentí como una madre terrible cuando él salía a correr”, dijo.
Sin embargo, acto seguido aclaró: “Nunca lo hemos presionado para que haga esto y desearía que se tomara un día libre, pero está realmente comprometido”.
“Cuando fuimos a esquiar a los Alpes pensé que esta empresa terminaría pero no, logró correr arriba y abajo por las carreteras que estaban libres de nieve y hielo”, recordó.
El clima tampoco lo ha detenido, aseguró la madre del joven.
“En Francia, en verano, hacía un calor abrasador y casi lo mata corriendo, no podía respirar, sudaba y apenas se movía”, comentó.