Northrop Grumman presenta este viernes por primera vez el nuevo avión estratégico, el primero de sexta generación, con capacidad de lanzar armas nucleares y convencionales
Mientras China da pasos de gigante para intentar acercarse a la fuerza aérea de su gran rival, en Estados Unidos se preparan para la presentación del nuevo bombardero B-21 Raider, que se dará a conocer este viernes en la planta 42 de la Fuerza Aérea en Palmdale, California. La expectación es máxima ya que hasta la fecha no se han publicado fotos reales del avión sino recreaciones por ordenador. La puesta de largo de la aeronave es todo un hito en la industria militar, si bien el primer vuelo no se realizará hasta el próximo año, mientras que la entrada en servicio en la Fuerza Aérea de EEUU se cree que podría culminar en 2025.
El B-21 está diseñado para hacer frente a los cazas chinos como el citado J-20 y esquivar los misiles antiterrestres y antibuque de largo alcance que el Ejército Popular de Liberación chino ha desarrollado para disuadir a la fuerza aeronaval de Estados Unidos. Además de ataques estratégicos de largo alcance, desarrollará labores de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, y ataques electrónicos.
Si el ataque es contra China, el bombardero tendrá que esquivar varios escudos. Los expertos de EurasianTimes aseguran que Pekín posee una ventaja en el estratégico Mar de la China Meridional con misiles que superan a los del inventario estadounidense. Se cita el misil de crucero antibuque YJ-18 (con un alcance de 540 kilómetros) y el misil aire-aire PL-15 Beyond Visual Range (300 kilómetros), con mayor rango de alcance que los Harpoons, de 240 kilómetros de alcance, y que el AIM 190D, de 161 kilómetros.
Los diseñadores del B-21 Raider aseguran que las tecnologías utilizadas durante el desarrollo del aparato lo convertirán en “el primero de los sistemas de sexta generación”. Esto incluye la utilización del B-21 de sistemas de arquitectura abierta, avances en capacidades furtivas y la integración de sistemas compatibles con Joint All-Domain Command and Control (JADC2), que permitirán que el bombardero se conecte con sensores y tiradores en todos los dominios, según explica Emma Helfrich en TheWarZone.
Tom Jones, presidente de la unidad de Sistemas Aeronáuticos de Northrop Grumman, ha alabado el diseño del que será el primer bombardero nuevo de la Fuerza Aérea de EEUU en más de treinta años. En una entrevista con Defense News, Jones aseguró que Northrop Grumman ha priorizado la ejecución de pruebas de vuelo con un bombardero representativo de producción en lugar de un modelo experimental.
El B-21 Raider formará parte de la columna vertebral de la futura fuerza de bombarderos de la Fuerza Aérea que consta de los B-21 y B-52. Brent Eastwood, en 19Fortyfive, da una idea de las grandes expectativas que se han generado en torno al éxito de este programa. “La Fuerza Aérea necesita nuevos bombarderos. China y Rusia están trabajando por su cuenta. El fuselaje debe ser duradero y lo suficientemente resistente como para servir durante décadas, ya que este podría ser el último bombardero furtivo que Estados Unidos construya”.
EEUU se halla inmerso en un proceso de modernización de su tríada nuclear (terrestre, naval y aérea). Como apunta Stavros Atlamazoglou, la clave reside en que “si una pata de la tríada nuclear se vuelve ineficaz, toda la disuasión nuclear del ejército estadounidense estaría en peligro”.
De dónde procede el nombre
El B-21 Raider recibe su nombre de los Doolittle Raiders, un grupo de 80 hombres que llevaron a cabo un insólito bombardeo sobre Tokio solo unos meses después del ataque japonés de Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial.
Lo relativo al coste de producción del bombardero permanece en secreto, como casi todo lo concerniente a este programa, pero TheWarZone asegura que los documentos de solicitud de presupuesto para 2023 del Departamento de Defensa muestran que la Fuerza Aérea tiene como objetivo gastar 19.100 millones en aviones B-21 entre los años fiscales 2023 y 2027.
Fuente: La Razón